Grimscribe (fragmento)Thomas Ligotti
Grimscribe (fragmento)

"He reconstruido mi pesadilla en estos momentos por dos razones. En primer lugar, para mostrar el carácter de mi vida interior por aquel entonces; en segundo lugar, para proporcionar un contexto en el que pueda apreciarse lo que encontré el día siguiente en la habitación de Quinn.
Cuando regresé de clase esa tarde, Quinn no estaba por ninguna parte y aproveché la ocasión para investigar las pesadillas que nos habían estado visitando en nuestro apartamento de Nortown. En realidad no tuve que rebuscar muy a fondo entre el desorden casi fosilizado de la habitación de Quinn. Enseguida encontré en su escritorio algo que me facilitó mucho la investigación; una libreta de espiral con una cubierta de imitación de mármol. Encendí la lámpara del escritorio en aquella habitación de oscuros cortinajes y leí las primeras páginas de la libreta. Parecía referirse a la secta a la que Quinn se había unido hacía algunas semanas y era una especie de diario espiritual. Las entradas aludían a las reflexiones de Quinn sobre su evolución interior y empleaba una terminología esotérica que no ha quedado registrada en gran parte debido a que la libreta ya no existe. Sus páginas, según las recuerdo, describían el progreso de Quinn por la senda del conocimiento no convencional, una mirada incierta hacia lo que podrían haber sido reinos meramente simbólicos.
Quinn parecía haberse unido a una sociedad filosófica hastiada, un grupo de degenerados esotéricos. Su raison d’être era una especie de masoquismo místico que forzaba a los iniciados a realizar actos de una temeridad desconocida… «a atisbar el infierno con ojos de hielo», por citar una frase de la libreta que se repite con frecuencia y parece una especie de mantra de poder. Como sospechaba, la secta usaba drogas alucinógenas y no cabía duda de que creían estar en íntima comunión con extraños lugares metafísicos. Su principal objetivo, a la manera de los verdaderos místicos, era trascender la realidad común en búsqueda de estados de existencia más elevados, pero su estrategia era sumamente heterodoxa, un extraño desvío de la senda habitual hacia un conocimiento positivo. Por el contrario, se mantenían en una especie de fatalismo blasfemo, un determinismo maldito que los enfrentaba a esferas de oscuro horror. Quizás era esa misma oscuridad la que exacerbaba su propósito principal, que parecía ser un precario flirteo con su apocalipsis personal, la lucha por detentar un horrible poder sobre el propio horror. "



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