Tarzán de los monos (fragmento) "Lady Greystoke nunca se recuperó de la impresión del ataque del gran gorila, y aunque vivió durante un año después de que su hijo hubiera nacido, jamás pudo salir de nuevo de la cabaña, ni entendió completamente que no estaba en Inglaterra. Algunas veces le preguntaba a Clayton por los extraños sonidos de las noches; la ausencia de la servidumbre y amigos, y la extraña rudeza de los muebles de su habitación, pero, aunque no hacía ningún esfuerzo por engañarla, nunca pudo comprender el significado de todo. En otro aspecto era bastante racional, y el regocijo y felicidad que le dio su hijo y las constantes atenciones de su esposo, hicieron de ese año el más alegre, el más feliz de su joven vida. Eso habría acabado con sus preocupaciones y su aprensión si ella hubiese estado en total control de sus facultades mentales, lo sabía Clayton; así que mientras el sufría terriblemente de verla así, habían momentos en que casi le alegraba, por su bien, que ella no pudiera entenderlo. (...) D'Arnot y Tarzan habían acordado que su pasado debería quedar en secreto, y por lo tanto ninguna persona además del oficial francés, sabrían de la familiaridad del hombre-mono con las bestias de la jungla. -Monsieur Tarzan no ha dicho nada-, dijo uno de los presentes. -Un hombre de su valor que ha estado algún tiempo en Africa, según tengo entendido, tendrá alguna experiencia con los leones verdad?- -Alguna- contestó Tarzan, secamente. -Suficientes para saber que cada uno de ustedes están en lo correcto en su juicio sobre las características de los leones que han conocido. Pero también podríamos juzgar a todos los negros por el que corrió descontrolado la semana pasada, o decidir que todos los blancos son cobardes porque conocimos a un blanco cobarde. Existe tanta individualidad en el orden inferior, caballeros, como entre nosotros. Hoy podríamos salir y tropezar con un león temeroso y correrá alejándose de nosotros. Mañana podríamos conocer a su tío o su hermano gemelo, y nuestros amigos podrían extrañarse de porque no regresamos de la selva. En mi caso, yo siempre asumo que un leon es feroz, y por lo tanto nunca me encontrará desprevenido.- -Habría poco placer en cazar- replicó el primer cazador, -si tuviera miedo de lo que caza-. D'Arnot sonrió. -Tarzan con miedo!-. -Yo no entiendo exactamente a lo que usted se refiere con miedo-, dijo Tarzan. -Como los leones, el miedo es una cosa distinta en hombres diferentes, pero para mi el único placer en la caza es el conocimiento de que lo que se caza tiene tanto poder de hacerme daño, como yo tengo de hacerle daño a él. Si salgo con un par de rifles y un cargador de pistola, y veinte o treinta batidores para cazar un león, no podría sentir que el león tiene mucha oportunidad, y por lo tanto el placer de la caza disminuiría en proporción a la incrementada seguridad que sentiría-." epdlp.com |