El corazón de Voltaire (fragmento)Luis López Nieves
El corazón de Voltaire (fragmento)

"No sé si conoce usted uno de los casos más espectaculares de la genética moderna. Le proveeré los datos que pueda entender mejor la importantísima razón que me lleva a escribirle:
El rey Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero de 1793 por los revolucionarios franceses. Luis Carlos, segundo hijo de los reyes, se convirtió ese mismo día en Luis XVII, nuevo rey de Francia, ya que su hermano mayor había muerto en 1789.
Pero Luis XVII era un niño de nueve años de edad y estaba encarcelado en la Torre del Temple, una prisión parisiense, donde murió de tuberculosis el 8 de junio de 1795, dos años después de su padre. Ese mismo año, de inmediato, comenzó un rumor: se decía que en realidad el Monarca había escapado, y que el cadáver era de otro niño. Se popularizó la leyenda de que Luis XVII seguía vivo. En el siglo XX, todavía muchos franceses pensaban que Luis XVII no sólo había sobrevivido, sino que había tenido descendencia.
Ahora bien: durante la autopsia del cadáver sacado de la cárcel, uno de los médicos, Philippe-Jean Pelletan, había extraído el corazón del niño para conservarlo en alcohol. Al restaurarse la Monarquía en el 1814, el médico le ofreció el corazón momificado a la Familia Real, pero por razones desconocidas ésta no lo aceptó. Como consecuencia, el corazón de Luis XVII (una pequeña masa de carne momificada, dura como piedra) tuvo una existencia errante durante casi dos siglos. Estuvo bajo la custodia del arzobispo de París, de un impresor, de los Borbones españoles y del duque de Breauffremont. Desde el 1795 descansaba en una cerca de la Cripta Real de la Catedral de Saint Denis, en las afueras de París.
Muchos historiadores y genealogistas habían tratado de resolver el misterio de Luis XVII, pero siempre en vano. Sin embargo, en el año 2000 la genética (la ciencia que estudia el ADN humano) había dado unos saltos gigantescos, que le permitieron interceder de forma decisiva en la controversia. Dos colegas y amigos míos, Jean-Jacques Cassiman y Bernard Brinkmann, consiguieron tres cabellos que pertenecían sin duda alguna a la reina María Antonieta, madre del niño. Luego le practicaron varias incisiones en el corazón de Luis XVII (extraordinariamente bien conservado: se veían las arterias y los compartimientos) para extraer muestras.
El resultado fue concluyente: el ADN del corazón coincidió con el de la madre. Se desvaneció la leyenda dos veces centenaria y el ministro de Cultura de Francia, como resultado, autorizó que se enterrara el corazón de Luis XVII en la Cripta Real, junto a sus padres... 209 años después de su muerte. "



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