Soledad (fragmento)Bartolomé Mitre
Soledad (fragmento)

"Al acercarse a la casa su corazón latía con más violencia. Llegado que hubo al patio preguntó por la señora, y habiéndosele contestado que estaba en la sala se hizo conducir a ella. Cuando entró al salón, Soledad estaba sentada frente al piano tocando el acompañamiento de la canción de la Estrella. Al sentir los pasos de Enrique levantó la cabeza, los fijó en él por un momento y levantándose inmediatamente se arrojó en sus brazos exclamando: -¡Enrique, te esperaba!
-Soledad, este momento me compensa de todas mis fatigas y sufrimientos, -la dijo Enrique besándola en la frente.
Después de hacerse varias preguntas recíprocas fueron a sentarse juntos en un sofá. Entonces por primera vez Enrique pudo fijar su atención en la persona de Soledad. Ya no era la niña tierna y juguetona que había dejado. La juventud, con todo el lujo de sus formas había reemplazado a la infancia; su semblante nublado por el dolor era más hermoso y más grave, y el metal de su voz tenía aquella armonía que sólo adquiere la mujer después de los diez y seis años. La realidad que tenía presente excedía a los sueños de su imaginación, y entonces se sintió más apasionado que nunca. Soledad por su parte admiraba con abandono la belleza varonil de Enrique, y en aquel momento los recuerdos de su infancia se presentaban a sus ojos adornados de los más ricos colores. Miraba a su amigo con cierta especie de respeto, y sentía en aquel momento un placer mayor que el que hubiese experimentado al volver a abrazar a un hermano. Después de algunos instantes de silencio y de recíproca contemplación, Enrique tomó la mano de Soledad y la apretó entre las suyas. "



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