El aprendiz de hereje (fragmento) "Cadfael dejó la bolsa sobre la hierba, se remangó el hábito y bajó entre los arbustos hasta la orilla del agua. El río había empujado al ahogado en ángulo recto contra la orilla. El hombre flotaba boca abajo y sólo su brazo izquierdo estaba lo suficientemente sumergido en el agua como para que la corriente lo moviera y lo acunara. Era un hombre delgado y cargado de hombros, vestido con chaqueta y pantalón de color pardo; todo él era de color pardo, como si hubiera empezado a vivir con colores más vivos y las decepciones y desengaños del tiempo se los hubieran desteñido. Su desgreñado cabello entrecano, más bien tirando a castaño, le cubría un cráneo algo calvo. Pero el río no lo había devorado, alguien lo había arrojado a él deliberadamente. En la parte posterior de la chaqueta, allí donde los amplios pliegues rompían la superficie del agua, se observaba un largo corte desde cuyo extremo superior un hilillo de sangre había oscurecido la áspera y rústica prenda. En el punto donde su encorvada espalda sobresalía de la superficie, la mancha se estaba secando en una costra a lo largo de los pliegues del tejido. Cadfael, con el agua hasta media pantorrilla, permaneció de pie entre el cuerpo y el río para evitar que la corriente se llevara al muerto cuando lo tocara, y giró el cadáver boca arriba, dejando al descubierto el alargado, melancólico y doliente rostro del escribano de Gerardo de Lythwood, Alduino. No se podía hacer nada por él. Estaba empapado de agua y sin duda llevaba muerto muchas horas. Tampoco se le podía dejar allí e ir en busca de ayuda para moverle, pues, en tal caso, el río se lo podría volver a llevar. Cadfael lo asió por los sobacos y lo arrastró por el bajío hasta un lugar en el que la orilla descendía suavemente, y allí lo dejó tendido sobre la hierba. Después, regresó a toda prisa por el sendero del río hasta el puente. Por un momento, no supo qué hacer, si ir a la ciudad para comunicarle la noticia a Hugo Berengario o si regresar a la abadía a informar al abad y el prior, pero, al final, se dirigió a la ciudad. " epdlp.com |