Viaje al Japón (fragmento)Rudyard Kipling
Viaje al Japón (fragmento)

"El primer círculo de campos alrededor de cualquier ciudad es siempre notablemente apestoso, pero aquel exceso de olores continuaba en todo el resto de los campos. Salvo por algunas partes cerca de Dacca y de Patna, la superficie de la tierra estaba más densamen­te poblada que en Bengala y era trabajada cinco veces mejor. No había ni una sola parcela sin cultivar, ni ningún cultivo que no llegase al límite máximo de la productividad del suelo. Cebollas, cebada, en peque­ñas lomas entre las lomas de té, judías, arroz y otra media docena de cosas cuyos nombres ignorábamos, nos llenaban los ojos ya cansados por el resplandor de la mostaza dorada. El abono es bueno, pero el tra­bajo manual es mejor. Vimos ambas cosas incluso en exceso. Cuando un campesino japonés ha hecho en su campo absolutamente todo lo que se le ha ocurrido, arranca las malas hierbas tallo a tallo, entre el ín­dice y el pulgar. Es auténtico. Vi a un hombre que lo hacía.
Fuimos en línea recta, por la maravillosa campi­ña, atravesando la llanura en la que se encuentra Kyoto, hasta alcanzar la cadena de colinas en el extremo opuesto, y nos vimos enredados en media milla de amontonamiento de maderas.
Los cultivos y los canales habían desaparecido, y nuestros incansables rickshaws corrían por la ribera de un río ancho y poco profundo sofocado por tron­cos de todos los tamaños. Estoy preparado para creer cualquier cosa de los japoneses, pero no veo por qué la Naturaleza, que según dicen es el mismo Poder des­piadado en todo el mundo, había de mandarles los troncos por los ríos sin que los astillasen las rocas, limpiamente descortezados y con una ranura cortada con precisión a cada extremo para alojar una cuerda. He visto flotar troncos en el Ravi en tiempos de crecida; los troncos eran sacados, con garfios, tan ásperos como un cepillo de dientes. Aquí, ese material llega limpio. En consecuencia, la ranura es un nuevo mi­lagro. "



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