Una sociedad a la deriva (fragmento) "Sólo hay contradicción si se confunden estas instituciones existentes con toda institución posible. El fracaso -más exactamente, el límite de Mayo de 1968 fue la incapacidad para instaurar nuevas instituciones, otras instituciones: otras no sólo, por cierto, en cuanto a sus nombres, sino también en cuanto a su esencia. Decir que sin la destrucción del aparato de Estado y sin la disolución de los grupos dominantes y de las instituciones consustanciales a su dominación no puede haber entrada en una nueva fase de la vida social no quiere decir que una sociedad autónoma es una sociedad sin instituciones. Una sociedad sin institución no existe; el reino del puro deseo es también, esencialmente, por ejemplo, el deseo de asesinar al otro. ¿Qué podemos decir, desde ahora, de las instituciones de una nueva sociedad, de una sociedad autónoma? En todo caso, esto: que ellas encarnan la autonomía, a saber, la autogestión, la auto organización, el autogobierno colectivos en todos los ámbitos de la vida pública. Esto significa también que estas instituciones no serán establecidas de una vez por todas, que no se sustraerán a la actividad instituyente de la sociedad. Por eso, en mi opinión, el problema político central -e incluso el único, en última instancia- es el de la auto institución explícita, consciente, de la sociedad. Su solución implica tanto instituciones nuevas como un nuevo tipo de relación entre la sociedad y sus instituciones. En este punto de vista hay que colocarse para ubicarse con respecto a los movimientos de los que hablamos: ¿representan formas nuevas, autónomas, de organización colectiva? ¿Se instaura ahí otro tipo de relación entre la gente y su organización colectiva, que hace que la primera controle a la segunda efectivamente? Éste es el criterio esencial. No condenamos el Partido Comunista o a cualquier otra organización burocrática, porque es una institución, sino porque es una institución burocrática, porque esta institución, en su forma, en su estructura, en su organización, en su ideología, es necesariamente heterónoma, alienada y alienante, sometedora para sus miembros y para los demás. Dicho esto, todavía quedan distinciones por hacer. Es cierto que mientras la sociedad global siga siendo como es, es imposible que existan organizaciones plenamente autónomas, en un sector o en un lugar particular. Pues ninguna organización puede estar separada y aislada de la sociedad global; está inmersa en ella, influida por ella, padece sus consecuencias. Pero esto tampoco significa que deba ser necesariamente recuperada por el régimen todo el tiempo y en un ciento por ciento. También aquí hay que denunciar este prejuicio absolutista seudorrevolucionario, según el cual o bien habría un corte radical y total, o bien seríamos recuperados en un ciento por ciento por el sistema. No es verdad. " epdlp.com |