La confesión de un muerto (fragmento)Narciso Serra
La confesión de un muerto (fragmento)

"Jugaba que era un horror, mas sin trampas y á la suerte; pero jugaba más fuerte que algún otro jugador. Jugaba muy fuerte, fuerza es decirlo, contra una sota un castillo, una hacienda con un tres. Así llevaba el demonio quitándole la fortuna, las fincas una por una de su rico patrimonio. Mas no se cuidaba á fe de pensar en otro día, porque -mañana, -decía, -quién sabe si viviré.- Cuando de suerte horrorosa le trataba la baraja, solamente entraba en caja en los brazos de una hermosa. Más de un día tuvo coche, y entregándose al azar, se tuvo al fin que acostar sin luz y pobre á la noche. Pero por esta razón él el sueño no perdía, que por la noche dormía... dormía como un lirón. Vendió algunos terrenos y yendo otra vez al juego, volvía á encontrarse luego dueño de sendos doblones. Tras de Rosa, como un dejó a Inés, que hizo su es más si Rosa le dejaba no se enfadaba tampoco. Así en continuo vaivén y en amores transitorio, seguía don Luis de Osorio viviendo, y viviendo bien. Como que entonces no cuidado en la policía, entre estiércol y basuras quedaba Madrid á oscuras al punto que anochecía. Y como la claridad fallaba del rubio sol, llevaba por la ciudad por pura necesidad cada transeúnte un farol. Era de hombres arreglados ir con luz á troche y moche, porque los ya desalmados estaban acostumbrados á las sombras de la noche. Y cuando el sol se ocultaba, era más claro que el sol que de las calles faltaba, que aunque tropezones daba don Luis no gastó farol. "


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