Vislumbres (fragmento)Mario Benedetti
Vislumbres (fragmento)

"Desde la adolescencia su vocación primordial había sido el mar, vale decir ser marino, pero apenas si se recibió de náufrago. Aferrado a un tablón providencial y con su barco ya en la lejanía, llegó casi muerto a una isla, para él desierta y sin nombre. Pasó dos o tres jorna­das tendido semiinconsciente en la arena y sólo el hambre y la sed lograron reanimarlo. Se incorporó, primero a medias, luego pudo enderezarse y hasta hacer un balance visual de los alrededores. A pocos metros de la costa empezaba un bosque bastante compacto, con árboles y arbustos que nunca había visto, ni siquiera en sueños. Trabajosamente empezó a caminar y comprobó que algunos de esos árboles extraños tenían frutos jugosos. Arrancó algunos y se dedicó a morderlos con la furia del hambre. Estaba desnudo, pero con grandes hojas y unas lianas resis­tentes se hizo una suerte de taparrabos. Por fortuna hacía calor, quizá demasiado. Cuando los frutos le dieron suficiente energía, pudo al fin trepar a un ár­bol, el más alto que encontró. Desde allá arriba miró y miró, pero no había otra cosa que bosques y más bosques. Pasaron días y noches y perdió la noción del tiempo transcurrido. Así, hasta que una mañana despertó y se encontró con que dos tipos, ambos de uniforme, le estaban mirando. Le hablaron en una lengua para él ininteligible. Les contestó en español, luego en inglés y en esa franja neutra pudieron en­tenderse. De pura casualidad, un barco había enca­llado en aquella zona tan poco navegable y los dos marinos habían llegado en un bote para ver si aquella tierra tenía habitantes. Encontraron a Ricardo, se lo llevaron y tres días más tarde el barco pudo seguir su ruta. Seis meses después de haberlas abandonado, Ricardo llegó de nuevo a sus viejas orillas. Durante largo tiempo fue la estrella del café Bristol, donde narró cien veces su odisea, salpicándola, por supues­to, con coletillas de su imaginación, para hacerla me­nos aburrida. Como tema de novela fue desechado. Los naufragios son más bien tediosos. "


El Poder de la Palabra
epdlp.com