Un pensamiento que tiembla "Un pensamiento que tiembla, no mayor que un reyezuelo herido, se hincha al pulso de mi alma redondeada, punza mientras su arañazo señala semejante a un montón de porquería, alas ovales sonando monótonamente como un corazón apanelado. Me das pena, reyezuelo; más de la que tú das al gusano He visto ese pico sin piedad golpeando suave al gusano como una aguja de calcetar a la lana, el temblor que das tragando ese flácido fideo, su meneo de consumación semejante al de una semilla tragada por la raja de una tumba, después tu guiño de rectitud ante la religión de un reyezuelo; pero si murieses en mi mano, ese pico sería la aguja en la que el mundo negro siguió girando en silencio, tu música tan medida en surcos como lo era la de mi pluma. Sigue picando en esta vena y verás lo que pasa: las madejas rojas se partirán en dos como lo hace la calceta. Se acanala en mi palma, como el latido, baqueteando para irse, como si compartiera el conocimiento de un reyezuelo en otra parte, más allá del mundo anillado en su ojo, estación y zona, en el iris radial, la mirada fija, apuntada, apuntando. " epdlp.com |