Locos de verano (fragmento) "FEDERICO: ¿Qué? ¿Ocurre alguna cosa? PEPE: No. Nada. No hay que preocuparse. En lo mejor aparecerá. SEVERO: Entonces, lo dejaremos no más. ¿Sabés que podías regalarme esa corbata? PEPE: ¡Si es la única que tengo! SEVERO: Te comprás otra. PEPE: Bueno, el día del estreno y según cómo te portes. SEVERO: ¡Oh! No hay cuidado. Ya le he comprometido a cuatro loteros para que lleven a sus familias, y tengo otros dos en vista, pero viudos y sin hijos. PEPE: Eso no importa. La cuestión es que aplaudan. [Pasa, de un lateral a otro, ANGELA; la sigue ANTONIO y detrás, como siempre, MARIANA.] SEVERO: ¡Oh! ¿Y esto? PEPE: ¿Qué les pasa a ustedes? ANGELA: Nada, señor. ANTONIO: ¡Pero nada! MARIANA: ¡Absolutamente nada! [Vanse los tres.] FEDERICO: ¡Es original! LEOPOLDO: Es una salida de comedia. La utilizaré algún día. PEPE: No los entiendo. SEVERO: ¡Qué bastón tan bonito! [Tomando el de FEDERICO.] FEDERICO: Está a su disposición. SEVERO: Muchas gracias. ENRIQUE: [entrando] Señores, buenas tardes. FEDERICO y LEOPOLDO: Señor Gómez... ENRIQUE: ¿No ha estado Arturo? PEPE: No. ¿Por qué? ENRIQUE: Me escribió esta mañana y le contesté que viniera a verme. SEVERO: Si querés que tome un coche y vaya a buscarlo... ENRIQUE: ¿Sabés dónde? SEVERO: ¡Oh! Yendo en coche, yo daré con él. ENRIQUE: Bueno. SEVERO: Enseguida. PEPE: Te estuvimos esperando para almorzar. ENRIQUE: Almorcé con mi tía Carolina. PEPE: ¿En la nueva casa? ENRIQUE: Sí. PEPE: ¡Hum! Me parece que en esas visitas hay más interés de primo que de sobrino. ENRIQUE: ¿Qué? ¿Te parece mal? JOSEFINA: [llega corriendo, perseguida por TITO] ¡Papá! ¡Tito me quiere pegar! PEPE: ¡Zángano! ¿No tenés otra cosa en qué entretenerte? ENRIQUE: ¿Y vos, qué le has hecho? JOSEFINA: Yo, nada. Se enojó porque destornillé el fonógrafo para ver lo que había adentro. PEPE: Andá para el fondo, Josefina, y no te metás con Tito. [Vanse ambos. Entran ROSARIO y LAURA.] ROSARIO: Buenas tardes. ENRIQUE: Tanto gusto, tía Rosario. ¿Cómo te va, Laura? ROSARIO: ¡Jesús, qué desorden! PEPE: ¡Qué quiere! La mudanza. ¿Conoce usted a mi amigo Leopoldo Ruiz? ROSARIO: No, no tengo el gusto. LEOPOLDO: Señora... PEPE: La señora de Pérez, hermana de mi suegro. LEOPOLDO: Tanto gusto. PEPE: La señorita de Pérez. LEOPOLDO: Ya he tenido el placer de serle presentado a la señorita. LAURA: ¡Ay! Es verdad, Discúlpeme. ¡Yo soy tan atolondrada! ENRIQUE: Pero, siéntense. ROSARIO: No, hijo, no. Tengo mucho que hacer. La dejo a Laurita y me voy. Luego volveré a buscarla. ENRIQUE: Por supuesto, siempre las tareas de las sociedades de caridad. ROSARIO: Sí, hijo, sí. Y te aseguro que dan trabajo. Ahora tengo que ir a un conventillo. PEPE: ¿A un conventillo? ¿Y para qué? ROSARIO: ¡Lo de siempre! Imagínense que hay un pícaro mulato que desde hace más de cinco años tiene engañada a una pardita que vive con él; y las señoras, como es natural, estamos empeñadas en casarlos. Bueno, me voy. " epdlp.com |