La isla (fragmento)Aldous Huxley
La isla (fragmento)

"La gracia de la bailarina y, cincuenta años después, su ar­tritis: ambas cosas son funciones del esqueleto. Gracias a una estructura inflexible de huesos, la joven puede hacer sus pirue­tas; gracias a los mismos huesos, un tanto enmohecidos, la abuela está condenada a un sillón de ruedas. Del mismo modo, el firme apoyo de la cultura es la condición primordial de toda originalidad y creatividad individuales; y es también su principal enemigo. La cosa con cuya ausencia no podemos con­vertirnos en seres humanos completos es, con suma frecuencia, lo que nos impide crecer.
Un siglo de investigaciones en torno de la medicina mok­sha ha demostrado con claridad que personas sumamente co­munes son muy capaces de tener experiencias visionarias y aun en todo sentido liberadoras. En este sentido los hombres y mujeres que producen y gozan la cultura elevada no están mejor que los ignorantes. Una elevada experiencia es perfectamente compatible con una baja expresión simbólica. Los sím­bolos expresivos creados por los artistas palaneses no son mejo­res que los creados por los artistas de otras partes. Como son el producto de la felicidad y de un sentimiento de plenitud, son quizá menos conmovedores, quizá menos satisfactorios en el plano estético que los símbolos trágicos o compensatorios creados por las víctimas de la frustración o la ignorancia, de la tiranía, la guerra y las supersticiones engendradoras de sen­timientos de culpabilidad e incitadoras del delito. La superio­ridad palanesa no reside en la expresión simbólica, sino en un arte que, si bien más elevado y mucho más valioso que todos los demás, puede ser practicado por todos: el arte de experimentar en forma adecuada, el arte de conocer de modo más íntimo todos los mundos que, como seres humanos, esta­mos habitando. La cultura palanesa no debe ser juzgada como (por falta de mejores criterios) juzgamos a otras culturas. No tiene que ser juzgada por los logros de unos pocos y talentosos manipuladores de símbolos artísticos o filosóficos. No, es pre­ciso juzgarla por lo que todos los miembros de la comunidad, los comunes tanto como los extraordinarios, pueden experi­mentar y experimentan en todas las contingencias y en cada intersección sucesiva del tiempo con la eternidad.
Sonó el timbre del teléfono. ¿Debía dejarlo sonar, o sería mejor contestar e informar al que llamaba que el doc­tor Robert no regresaría? Will se decidió por lo segundo. "



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