Un reino de Dios (fragmento)Jean Tharaud
Un reino de Dios (fragmento)

"Para las tibiezas de una mente occidental tales palabras habrían cercenado cualquier atisbo de esperanza en lo concerniente a la obtención de un cosaco por mor del Gobernador de Riew. Pero para un espíritu semita, un hálito de esperanza supone una gran esperanza que precede el casi seguro éxito del afán. Después de los agradecimientos y parabienes de rigor, Reb se despidió del Conde seguro del buen augurio de su misión. Y mientras se alejaba, el viejo noble polaco, de pie tras una ventana, seguía con mirada atenta el tránsito del coche bajo la arboleda: «Estos revolucionarios de las ciudades, que tanto odia Reb, son como las gotas de lluvia» parte del gueto de un país exactamente igual a los bosquejos de Schwarze. Un día aciago, a causa del violento esfuerzo que supuso la evasión del santo de la Comunidad, de sus ritos y prácticas bizarras. Y a fe mía que su orgullo consistía en la emancipación acunada en el Talmud y la Torah, refutando por ende todas las otras disciplinas del mundo en favor de ideas que a nosotros nos parecen totalmente ridículas, y, de hecho, tan absurdas y engorrosas como las viejas doctrinas de antaño. Pero, llegados a este punto, ¿podríamos pensar cabalmente que los revolucionarios y los adeptos del Zohar son disímiles? Se alimentan de la misma comida, henchidos sus pechos con la misma gran esperanza. Aguardan la llegada del Mesías en su blanco corcel y del séquito que tras sus pasos enarbolará una roja insignia. "


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