Viaje a Turquía (fragmento)Cristóbal de Villalón
Viaje a Turquía (fragmento)

"Pedro: Las camas, sobre un tablado; una manta que llaman esclavina, que de más de la infinita gente que dentro tenía, habría una carga de polvo en ella. Una almohadilla de pluma que si la dejaran se fuera por su pie a la pila.
Mata: ¿Había más?
Pedro: No.
Mata: ¿Luego para ir a maitines y madrugar, no había necesidad de despertadores? Y las camas de ellos, ¿son así?
Pedro: Sin faltar punto, salvo la de alguno que se la compra él. Con ser la noche larga, a las dos fuimos a maitines; salimos a las siete: aún estaba confuso qué había de ser de mí; me llegué al prior y le dije que le quería en confesión decir dos palabras: y lo tuvo por bien. Digo, pues: «Padre santo, yo os hago saber que no somos frailes, ni aun griegos tampoco; somos españoles y venimos huidos del poder de los turcos y para mejor nos salvar hemos tomado este vuestro santo hábito. Apóstoles sois de Cristo: haced conforme al oficio que tenéis, que por solamente querernos hacer renegar somos huidos, y a ser tomados, por no ser maltratados, quizá haremos algún desatino, el cual, no usando vos de piedad y misericordia, seréis causa y llevaréis sobre vos. Yo traigo, gracias a Dios, dineros que gastar estos dos meses, si fuere menester; no quiero más de que me tengáis aquí hasta que venga algún navío que me lleve de aquí, y pagaré cortésmente la costa toda que entre tanto haré».
Juan: Justa petición era por cierto.
Pedro: Tan justa era cuan injusta me respondió. Comenzó de santiguarse y hacer melindres y espantosos escrúpulos, diciendo: «"Chirie eleison", ¿y esta traición teníais encubierta? ¿Queréis, por ventura, vos ser el tizón con que toda nuestra casa se abrase, y aun la orden? Luego, sin dilación, os id con Dios, que a esta mar no viene navío ninguno de los que vos queréis, sino idos a Santa Laura -que era otro monasterio-, que allí hay un portizuelo donde se hallan algunas veces esos navíos: y no os detengáis más aquí, porque como éste es el monasterio más cerca de donde están los turcos, cada día vienen aquí a visitarnos y luego os verán; yo no lo puedo hacer, andá con Dios».
Mata: Pues ¡maldiga Dios el mal fraile! ¿Tan pequeño era el monasterio que, aunque viniesen mil turcos, no os podían esconder, cuanto más sin venir a buscaros?
Pedro: El menor, de veintidós que son, es como San Benito de Valladolid, y mayor mucho, como están en desierto, que parece cada uno un gran castillo; y más que todo es muy espeso monte de castaños y otros árboles, que ya que algo fuera me podía salir al bosque entre tanto que me buscaban.
Mata: ¿Qué buscar? ¿Qué bosque ni espesura? Y, os prometo que si fuerais doncellas, aunque fueran ciento cupieran en casa, con todas sus santidades. "



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