El archipiélago del insomnio (fragmento) "Tal vez lo más diferente aquí sea el silencio porque casi no hay sonidos ahí dentro, de vez en cuando pasos en el corredor que a pesar de distantes nunca se acercan, se alejan, lo que me lleva a pensar en un corredor interminable y continuo oyéndolos mucho después de desvanecerse, minúsculos y precisos, órdenes cuyas palabras parecen censurar a alguien acompañadas de un correr de cerrojos que tardan en encajarse y después nada salvo los plátanos que no forman parte del silencio, solo lo subrayan, una baya que cae o una pausa de hojas mientras en la hacienda mi abuelo aplastando el insomnio con las botas hacia acá y hacia allá sin mencionar el reloj que por la noche ocupa toda la casa indignándose con nosotros, carga el tiempo a sacudidas. —¿Qué están esperando para avanzar conmigo? Como si a una persona con dos dedos de frente le apeteciera avanzar hacia la muerte dado que las horas no nos transportan a ningún otro sitio y en la ventana las farolas del pueblo parece que no pero también cuentan, y las botas mirándonos un momento antes de reanudar su destino en el suelo, adivinaba a mi madre sentada en la cama. —Qué vida y el alboroto del mulo dando vueltas en la cerca, creo que las olas se inmovilizan en Trafaria, no existe Lisboa en la otra margen del agua y en consecuencia nosotros no existimos salvo mi madre. —Qué vida pensando en la falta de dinero en la panera y en el ayudante del administrador que la esperaba junto a la pila del lavadero con la puerta del granero abierta, los tucanes de la laguna ni pío, tal vez se marcharon rumbo a la frontera, en qué trabajaría mi abuelo antes de jugar a las cartas en la choza, en un taller, en un cuartel, en un garaje y he ahí el viento en el pomar amedrentando a las gallinas que se empequeñecen de suspiros, no trabajaba en nada, iba creciendo la hacienda y poco después la taza en el plato en las pausas entre un conejo y otro, por qué razón no me alzó de la cuna y me dio un golpe en la nuca, abuela, extendiéndome en el regazo con una caricia larga, lo que ahorrarían en bajadas de bandera se ha fijado y usted sin salir del taxi ni saber quién era yo, si la llamaba una pregunta tentativa. " epdlp.com |