Las aventuras de Augie March (fragmento)Saul Bellow
Las aventuras de Augie March (fragmento)

"Un camión transportador de metal en láminas nos condujo hasta la ciudad de Detroit. Nos guarecimos del frío bajo una lona. Tardamos horas en llegar, subiendo a baja velocidad una colina tras otra, en tanto Stoney dormía. De una catadura algo tenebrosa, Wolfy no nos deseaba el menor daño; estaba con nosotros, dejándose llevar como nosotros. Me contó lo dura que es la ciudad de Detroit; había oído decir que allá la policía es desalmada y todo lo demás, abrupto y escabroso. Añadió que él nunca había estado en esa ciudad en persona.
El hombre me llevó a sentirme abatido con su pintura de Detroit. El camión se detuvo, por último, y quedamos en un paraje anónimo en medio de la noche, vacío y silencioso, con solo una fonda abierta, y allí entramos para averiguar dónde estábamos. Era angosta como un corredor, con mesas cubiertas de hule. El cocinero nos dijo que el centro estaba como a media legua de distancia.
En el momento de salir, nos topamos con un coche de la policía y un guardia que nos ordenó meternos en él.
Dentro había dos agentes en traje de calle. Wolfy tuvo que sentarse en mis rodillas y estirarse Stoney en el piso. Stoney era apenas un chico. Nadie dijo esta boca es mía. En silencio fuimos hasta la comisaría, un edificio de hormigón armado; las rejas comenzaban al tope de unos peldaños, no lejos del escritorio del sargento de guardia.
Nos mantuvieron a un lado por haber otro asunto en trámite, de momento, presidido por un sargento gordo y rechoncho de abundantes carnes blancas. Ante él, cuatro personas o cinco, con expresiones que dibujaban formas nocturnas de la locura. Había una mujer a la cual resultaba difícil imaginar en el fragor de una riña, tan modosa parecía, tan costurerilla. Junto a ella, dos hombres, vendado uno de ambos con la cabeza ensangrentada y mudo y desafiante el otro, con las manos apretadas contra el pecho. Él era, presuntamente, el ofensor. Cabe mi presunción pues, en rigor de verdad, la explicación de lo sucedido vino de boca del polizonte que les acompañaba. Los protagonistas eran sordomudos. "



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