Sobre la muerte de los perseguidores (fragmento) Lactancio
Sobre la muerte de los perseguidores (fragmento)

"Después de haber perpetrado este crimen, Diocleciano, a quien la felicidad le había vuelto ya la espalda, se dirigió de inmediato a Roma para celebrar allí sus Vicennales que iban a ser el 20 de noviembre. Una vez celebradas éstas, al no poder soportar la libertad de palabra del pueblo romano, incapaz de dominarse y con el ánimo abatido, abandonó la ciudad en vísperas del primero de enero, fecha en la que se le debía conferir su noveno consulado. No pudo aguantar trece días más, con lo que hubiera iniciado el consulado en Roma y no en Rávena. Además, como inició la marcha en lo más crudo del invierno, se vio afectado por el frío y las lluvias, por lo que contrajo una enfermedad leve, aunque crónica, y hubo de hacer gran parte del trayecto, en medio de grandes achaques, transportado en litera. Después de pasar de este modo todo el verano, llegó a Nicomedia, tras dar un rodeo siguiendo la ribera del Danubio, al tiempo que la
enfermedad se iba agravando. Pese a que era consciente de ello, quiso que lo llevasen hasta la ciudad con el fin de poder inaugurar, en el primer aniversario de las Vicennales, el circo que había construido. Posteriormente enfermó hasta tal punto, que se debieron elevar preces por su salud a todos los dioses. Por último, hacia el 15 de diciembre, en palacio todo fueron llantos, tristeza y lágrimas de los funcionarios; se expandió por toda la ciudad el temor y el silencio. Se le consideraba ya, no sólo muerto, sino incluso enterrado, cuando de súbito, al día siguiente, de madrugada, corre el rumor de que vivía aún y los rostros de la servidumbre y de los funcionarios se inundan de alegría. No faltaron quienes sospechaban que se ocultaba su muerte para dar tiempo a que llegase el César, con la finalidad de evitar una revuelta de los soldados. "



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