El gigante enterrado (fragmento)Kazuo Ishiguro
El gigante enterrado (fragmento)

"El monje avanzó entre la hierba hasta el camino. Los miró fijamente uno por uno con sus extraños ojos, volvió a señalar hacia el monasterio y se encaminó hacia allí. Ellos lo siguieron, apenas unos pasos más atrás, y el monje los miraba repetidamente volviendo la cabeza por encima del hombro.
Los edificios del monasterio eran ahora oscuras siluetas recortadas contra el cielo crepuscular. Cuando ya estaban cerca, el monje se detuvo, se llevó el índice a los labios y continuó adelante con pasos más cautelosos. Parecía obsesionado por que no los descubrieran y por evitar el patio central. Los condujo a través de estrechos pasadizos por detrás de los edificios, en los que el suelo estaba lleno de hoyos y en algunos tramos hacía mucha pendiente. En un momento dado, mientras avanzaban con las cabezas gachas pegadas al muro, desde las ventanas que tenían encima les llegó el vocerío de la reunión de los monjes. Oyeron una voz gritando por encima del barullo y después una segunda voz –tal vez la del abad– llamando al orden. Pero no había tiempo que perder y enseguida se agruparon bajo unos arcos desde los que se podía observar el patio central. El monje ahora les indicó con gestos apremiantes que debían avanzar lo más rápido y sigilosamente posible. "



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