El último tuareg (fragmento)Alberto Vázquez Figueroa
El último tuareg (fragmento)

"Níger ha padecido incontables ataques terroristas, pero nunca atentados como los que han costado la vida a veintidós militares de un cuartel de Agadez, así como a un empleado de la multinacional francesa que explota la mina de uranio de Arlit. Se contabilizaron también más de sesenta heridos. La doble explosión de coches bomba en Agadez y Arlit, que fue seguida con un tiroteo en el que murieron tres asaltantes, ha sido reivindicada por el grupo extremista que secuestró en el suroeste de Argelia a dos cooperantes españoles y a una italiana. Horas después, los yihadistas aseguraron haber supervisado los ataques dirigidos contra los enemigos del islam en Níger, a lo que el presidente francés respondió prometiendo proteger los intereses de su país y cooperar con Níger en su lucha contra el terrorismo. París apenas tiene intereses en Malí, donde ha intervenido militarmente, pero sí los posee en Níger, donde explota las principales minas de uranio. De las minas nigerinas se extrae hoy día el ocho por ciento de la producción mundial, pero, cuando la de Imuraren funcione a pleno rendimiento, Níger se colocará en el segundo puesto entre los productores de ese mineral. Francia es el país más nuclearizado del mundo y todo el uranio que consume proviene de Níger, por lo que reforzó su dispositivo de seguridad tras el secuestro de siete empleados; pero cuatro meses más tarde otros dos franceses apresados por los terroristas fueron asesinados cuando las fuerzas de élite galas intentaron rescatarles. París desarrolla la Operación Serval, destinada a expulsar a los yihadistas del norte de Malí, y también ha envido soldados de sus fuerzas especiales para proteger el uranio de Níger. Pese a estas precauciones, los terroristas han sido capaces de asestar un golpe en el casi todos los muertos son nigerinos. Las primeras indicaciones apuntan a que los yihadistas entraron en Níger desde Malí. Gacel Mugtar dejó una vez más el periódico sobre la mesa y una vez más alzó la mirada hacia Suilem Baladé, que aguardaba sus comentarios con su taza de café-achicoria en la mano. "


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