Hombre lento (fragmento)J. M. Coetzee
Hombre lento (fragmento)

"Han pasado cuatro meses desde que le dieron el alta del hospital y le permitieron regresar a su antigua vida. La mayor parte de ese tiempo lo ha pasado enclaustrado en su piso, sin apenas ver el sol. Desde que Marijana dejó de venir, no come como es debido. Ha perdido el apetito, no se molesta en cuidarse. La cara que amenaza con confrontarlo desde el espejo es la de un viejo vagabundo demacrado y sin afeitar. De hecho, es peor que eso. Una vez, en un puesto de libros junto al Sena, encontró un libro de medicina con fotografías de pacientes de la Salpêtrière: casos de manía, demencia, melancolía, enfermedad de Huntingdon. A pesar de las barbas descuidadas, a pesar de los camisones del hospital, él reconoció de inmediato a sus hermanos espirituales, a unos primos que se le habían adelantado por un camino que él seguiría algún día.
Está pensando en Drago porque, después de la noche que pasó en su apartamento, no ha regresado ni ha sabido más de él. Y está pensando en espejos por la historia que le contó la señora Costello sobre el anciano que convirtió a Simbad en su esclavo. La señora Costello quiere someterlo a alguna historia que ella tiene en la cabeza. A él le gustaría creer que, desde el episodio de Marianna, se ha resistido a sus planes y la ha mantenido a raya. Pero ¿está en lo cierto? Tiembla solo de pensar en lo que le mostraría el más breve reflejo de un espejo: sonriendo sobre sus hombros, atenazándole el cuello, la figura de una vieja bruja de cabellos alborotados y pechos desnudos con un látigo en la mano. "



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