Renacimiento (fragmento) "El diario, cuya sede se veía al oeste de la orilla del canal, había publicado el artículo sobre Kogito en la sección de noticias locales de su edición matutina: Al finalizar el pasado semestre, un estudiante del instituto fue premiado por la Dirección de Educación e Información Cultural de Estados Unidos. Este muchacho de segundo curso, al tiempo que preparaba el examen de ingreso a la universidad en la biblioteca del CIE de Matsuyama, había leído un libro completo en inglés. La directora del centro fue informada a través de los empleados japoneses de que el estudiante conocía bien el contenido del libro. Se trataba del primer tomo de Las aventuras de Huckleberry Finn y contenía ilustraciones. Aunque suene a libro para niños, no lo es, sobre todo porque utiliza un lenguaje que contiene matices del dialecto que hablan los negros del sur del país que es muy difícil de entender. El muchacho pudo traducir al japonés sin titubeos la parte que le señalaron y dejó muy impresionado al oficial de la base que actuaba como consejero del centro… Kogito había leído la obra, que era su libro favorito, en la edición de la editorial Iwanami que su madre había conseguido a cambio de arroz a finales de la guerra. La dominaba hasta tal punto que podía recitar cada línea de memoria. Nada más cambiar de colegio, había encontrado el precioso original inglés en las estanterías de la biblioteca del CIE y empezó a leerlo cotejándolo con el japonés, que tenía grabado en la memoria. Si así consiguió mejorar su nivel de inglés es otra cuestión, pero durante un año entero estuvo leyendo el libro con mucho interés. Fue eso lo que llamó la atención del empleado. El artículo que explicaba el suceso consiguió atraer a Daio y a sus compañeros hasta el CIE de Matsuyama. Como Kogito no le hacía caso, Daio terminó contando extensamente cómo habían gestionado el dojo según los consejos del difunto señor Choko. Araron la tierra alrededor del dojo y ampliaron el edificio, de acuerdo con la forma original que había ideado el maestro. Escuchando el relato de Daio, Kogito recordó que, hacia la mitad de la guerra, antes de que empezaran a llegar militares y otros jóvenes de dudosa procedencia, su padre solía desaparecer de casa y de su entorno durante días. Su madre no decía dónde estaba. Casi parecía que ella ignorara su ausencia. Los clientes que venían a ver a su padre se marchaban sin saber a qué atenerse. Recordó también la expresión contrariada en sus rostros. " epdlp.com |