El montañista (fragmento), de Cinco cuentos brevísimosCarlos Eduardo Zavaleta
El montañista (fragmento), de Cinco cuentos brevísimos

"El andarivel debe salvarme. Doy unos pasitos de miope cuyos ojos han empezado a lagrimear; no soporto la luz sobre la nieve, siempre he visto los nevados desde abajo, era suficiente, ¿y ahora qué hago?
¿Por qué viniste? No lo sé por curiosidad, por lenguaraz, dijiste que venías del callejón de Huaylas, donde, de estudiante, habías escalado hasta el pecho del Huandoy, y ahora te venció la lengua y dijiste que ese gorrito de nieve era un buen ensayo de montaña grande, y los demás se rieron, pero ahora sabes que el nevado oyó.
Por un rato, de espaldas a la cumbre, lagrimeando, ves el círculo de montañas grises y civilizadas, donde debiste permanecer, el círculo de calma y sonrisa, una especie de corona al aire que por fin te envuelve. Quizás te meces, abres los brazos y crees que todo el mundo va a volar, menos la línea de hombrecitos de abajo, con sacones y gorros. Ahí viene la cadena de andariveles vacíos, serás el primero en tomarla de vuelta y salir de este mundo blanco, de brillo y quemazón en los ojos cuyas lágrimas es imposible disimular.
¡Montaña del carajo!, digo fuerte, salto a sentarme en el primer andarivel, veo que la línea de montañistas me mira, me hace señas, pero el nevado se ha movido adrede y yo resbalo y hasta me veo rodar y caer como un guiñapo que no termina de rodar. Ahí voy yo. Ahí va él. "



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