El caballero del hongo gris (fragmento)Ramón Gómez de la Serna
El caballero del hongo gris (fragmento)

"Las discretas conversaciones tratan de lo mismo con murmullo y sumurmujo de gran modernidad.
En la luz de gran almuerzo de esos halls se nota la unanimidad en la idea de que ése es el gran negocio del porvenir y que en el gran hangar se tienen que dar cita los capitales.
Se ve que lo que da la vida necesaria es un nuevo estímulo, un nuevo aire de magnífica empresa, «motivos radiantes», en una palabra.
Aviadores diferentes vestidos de claro, y que vienen de distinto sitio, se reúnen para tomar cocktails internacionales —como si empavesasen sus estómagos—, y después salen en los expresos combinados con las nuevas Compañías Universales de la Aviación.
A la tertulia de las mesitas redondas y los sillones de junco y médula de los halls se acerca su lugarteniente y les entrega el billete del tren, que ellos recogen sonriendo, como condescendiendo con los vehículos antiguos, mirando la hora para el pesado viaje en sus relojes de pulsera nerviosos, llenos de un tiempo más aéreo y raudo que los otros tiempos. El gesto que hacen con el brazo para mirar la hora es gesto de aviadores, un gesto con ratimago extraño de asomados sobre el abismo espacial sacando por el balcón la curva del gesto para mirar la esferilla. En los cafés también se habla de aviación con el mismo gesto seguro y esperanzado, como si pudiese ser el último recurso de muchos de los que hablan de dedicarse a la aviación.
En su modo de levantar los ojos, al pronunciar las palabras, se nota que tratan del tema actual, pero por si no estuviera clara la cosa en el ademán que tiene la conversación, al levantarse los parladores el que se asomase al mármol de sus mesas vería dibujada una conversación de aeroplanos como en campo de aterrizaje.
Pero todo el aspecto de esta nueva charla humana es silencioso, como si la gran masa universal preparase un misterioso viaje de huida, lejos de todos los acreedores y quizás del más avieso: de la muerte. "



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