Medio siglo esperando a Godot (fragmento)José Miguel Oviedo
Medio siglo esperando a Godot (fragmento)

"No hay cambio posible para los protagonistas de Godot, están empantanados y sin salida. Este motivo central en la obra de Beckett, la parálisis, la ataraxia, la catalepsia, representa una variante fundamental en el teatro contemporáneo: la inacción en vez de la acción, que se ha reducido al extremo. Hay un progresivo y esencial minimalismo en todos los aspectos de la producción beckettiana, sus textos narrativos se van haciendo cada vez más escuálidos y fragmentarios; sus piezas son enrarecidas meditaciones escénicas en las que casi no hay personajes ni -por supuesto- argumento, y todo se reduce a voces, gestos maniáticos repetidos hasta la náusea, gemidos o exhalaciones en vez de palabras.
El lenguaje de Godot está en el límite mismo de lo comunicable y plantea una cuestión de fondo: ¿qué dice nuestra habla? ¿Hablan nuestras palabras o los vacíos y vacilaciones del lenguaje? Esa incertidumbre corresponde al clima escéptico y angustioso de la segunda posguerra europea, tras los campos de concentración y el exterminio masivo, los totalitarismos y la sombría realidad de un mundo posnuclear. Eso era hace cincuenta años: nosotros le hemos agregado ahora las plagas del terrorismo, la migración forzosa, el ultranacionalismo y la colusión del narcotráfico con la alta política. Es decir, un mundo cada vez menos inteligible, razonable y humano. Lo que decía Esperando a Godot -y sobre todo el modo fracturado como lo decía- sigue siendo vigente. Y así, una pieza de vanguardia a la que su autor sólo consideraba un vodevil, una 'diversión liberadora', es hoy un clásico de nuestro tiempo. Pues, ya entrado el siglo XXI, seguimos esperando a Godot. Quienquiera que él sea."



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