Llama un inspector (fragmento)John Boynton Priestley
Llama un inspector (fragmento)

"GERARD. (Yendo al teléfono.) No tengo inconveniente en hacerlo yo mismo. (Mira en la guía. Todos esperan en extraña tensión.) Brumley, ocho, nueve, ocho, seis... ¿El hospital...? Aquí el señor Gerard Croft, de Croft Limitada... Si. Estamos inquietos por una de nuestras operarias. ¿Les han llevado esta tarde a alguna chica que se haya suicidado con un cáustico o cosa por el estilo...? Bien, espero. (Los otros acentúan la excitación nerviosa que les embarga. ERIC se acerca a SHEILA. BIRLING pasa el pañuelo por su frente. SHIEILA no domina un estremecimiento. ERIC cruza y descruza las manos.) ¿Sí...? ¿Están seguros..? Ya; un millón de gracias. Buenas noches. (Cuelga.) No ha muerto chica alguna hoy en el hospital. Y hace meses que no tienen casos de suicidio.
BIRLING. (Exultante.) ¿Eh? ¿Eh? ¡Prueba positiva! ¡Toda la historia, una patraña! ¡Una broma del peor gusto...! (Con suspiro de alivio.)! A nadie le agrada que se burlen de él de ese modo, pero... Pero aún así... (Les sonríe, y va hacia el foro.) ¿Un traguito, Gerard?
GERARD. (Sonríe también.) Gracias. No me vendrá mal.
BIRLING. (Sirviendo dos whiskys.) Otro tanto opino yo.
SEÑORA BIRLING. Has visto claro en este asunto, Gerard. Por mi parte, te estoy muy agradecida. (Siéntase.)
GERARD. Es que mientras salí y anduve, me sobró tiempo para tranquilizarme, para pensar.
BIRLING. (Llevándole la bebida. GERARD se sienta.) Sí; a ti no te tuvo sobre ascuas como a nosotros. Por la sorpresa, reconozco que me dominó. Pero es que no me faltan razones para temer un escándalo público en estos momentos. (Levanta su copa.) ¡A vuestra salud! Sheila., no estés así. Ya ha. pasado...
SHEILA. Ha pasado lo peor. Pero olvidáis ciertas cosas que yo sigo sin poder olvidar. Cuanto se expuso aquí ocurrió de veras. Si no tuvo un final trágico fue pura suerte. ¡Podía haberlo tenido!
BIRLING. (Jovial.) Con todo la cosa cambia. Esto no lo negarás, ¿eh? (Imita al INSPECTOR.) "¡Todos ustedes contribuyeron a matarla!" (Señalando a ERIC y a SHEILA, entre risas.) ¡Me habría gustado que os hubieseis visto las caras cuando largó eso! (SHEILA se levanta y va hacia la puerta.)
SHEILA. Me Voy. Hablas de un modo que me da miedo.
BIRLING. ¡Boberías! Acabarás tomándolo a broma.. Mira: lo mejor que puedes hacer es pedirle a Gerard la sortija que le devolviste. A que te sientes mejor...
SHEILA. (Apasionada) ¡Estáis pretendiendo que todo continúa como antes!
ERIC. ¡Yo, no!
SHEILA. Tú no; pero los demás, sí.
BIRLING. ¿Y no continúa? Se han burlado de nosotros nada más.
SHEILA. ¿De modo que no ha ocurrido nada? ¿No hay nada que lamentar, nada que aprender? ¿Podemos seguir comportándonos exactamente igual.
SEÑORA BIRLING. ¿Por qué no?
SHEILA. Yo te lo diré. Fuese quien fuese el inspector, de todo tenía menos de bromista.. En aquel momento
lo comprendíais; empezabais a aprender algo. Pero... os habéis detenido. Sin duda, dispuestos a seguir el camino de siempre...
BIRLING. (Divertido.) ¿Y tú no?
SHEILA. No; porque recuerdo lo que dijo, cómo lo dijo, y cómo me estremecí al escucharle. "¡Fuego sangre y angustia...!" Y me aterra oíros hablar, y no lo soporto.
ERIC. De acuerdo, Sheila. A mí me horroriza también. (Se reúne junto a la puerta con su hermana.)
BIRLING. Idos a acostar, y no tengamos más escenas.
SEÑORA BIRLING. Están nerviosos, excitados... Mañana les parecerá tan risible como a nosotros.
GERARD. (Aproximándose a SHEILA.) Todo está aclarado. Sheila. (Saca la sortija.) ¿Qué hacemos con esto?
SHEILA. No; todavía, no... Demasiado pronto. Tengo que pensarlo.
BIRLING. (Señalando a ERIC y a SHEILA.) ¡Mírales! La famosa nueva generación... ¡La que lo sabe todo... y no saben aceptar una broma! (El teléfono repiquetea, persistente. Un silencio absoluto. BIRLING, al cabo, se decide a descolgar.) Sí... el señor Birling, al habla... ¿Cómo...? ¿Qué dice...? ¿Qué? ¡Oiga! ¡Oiga!...! (Todos se aproximan. Evidentemente, el que llamaba colgó el auricular. BIRLING hace lo mismo con lentitud, mirando a los demás, mientras el pánico se refleja en su rostro.) Era la Policía. Acaba de fallecer una muchacha, camino del hospital después de beberse no sé qué cáustico... y un inspector de Policía viene hacia aquí... Para hacernos algunas preguntas... (Mientras se miran los unos a los otros, con expresión de culpabilidad y desasosiego, cae el TELÓN). "



El Poder de la Palabra
epdlp.com