Esperando la carroza (fragmento)Jacobo Langsner
Esperando la carroza (fragmento)

"Nora.— Matilde, trae una de esas riquísimas masas que te llevaste a la cocina y convida a tus queridos tíos.
(Matilde va a la cocina.)
Jorge.— Insulto va, insulto viene... ¿Qué tienen en la cabeza?
Elvira.— ¿Y vos qué comiste? ¿Lengua?
Matilde.— (Volviendo con la bandejita.) Por lo menos comieron lengua. Nosotras estamos muertas de hambre. ¿Quieres, tía?
Susana.— (Para subrayar el rechazo le da un golpe a la bandeja, arrojando al suelo los dulces.) ¡No!
Elvira.— ¡Ahí está! Mánchame la alfombra, ahora. (A Matilde.) Recoge esas porquerías antes de que la grasa se instale definitivamente ahí. (Matilde recoge las-masas.) Y cayeron justo boca abajo. ¡Con lo que odio yo la crema!
Nora.— De haberlo sabido...
Elvira.— No quise decir eso. Es que... engordan, manchan y dan dolor de barriga.
Susana.— (A Elvira.) ¿Se puede saber por qué le dijiste eso?
Elvira.— ¿A quién?
Susana.— A este. ¿Por qué le dijiste que le iba a poner los cuernos el primer mes de casados?
Nora.— (Nuevamente muy mundana. Pero con ganas de estimular la situación.) ¡Susana, son cosas que pasaron hace cuatro años! ¿Quién se acuerda de eso?
Susana.— Ella se acuerda. Y creo que me asiste algún derecho a saber por qué lo dijo.
Elvira.— ¿Lo quieres saber? Te lo voy a decir. No tengo ningún problema. (Se incorpora pesadamente.) En primer lugar, lo dije porque tengo lengua; en segundo lugar, porque somos libres, soberanos e independientes, y en tercer lugar... porque quise.
Susana.— Si yo me aprovechara de las tres estupideces que nombraste y dijera una cosita que yo me sé, te aseguro que perderías las ganas de hablar gratuitamente de la gente.
Elvira.— ¿Pero qué es lo que sabes de mí? Habla. Pero antes te aconsejo que te laves la boca con cepillo, jabón y lavandina, porque no tengo nada que reprocharme en los diez años que llevo casada. "



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