La casa del tahúr (fragmento)Antonio Mira de Amescua
La casa del tahúr (fragmento)

"ALEJANDRO: No hay hado ni fortuna, ni dicha ni desdicha en este mundo. Es juicio de los cielos este rigor profundo que mi vida importuna en justos paralelos. El bien y el mal, en mérito y castigo, se dan al malo y bueno. Mi hacienda perdí ya, juego enemigo, y sobre mi palabra agora perdí más. Yo me condeno a que la tierra sus gargantas abra. ¡Oh, Roquillo! ¿Aquí estás?
ROQUE: ¡Vaya, un partido! Los dos para los dos. Vengan pelotas. ¡Jugar! ¡Venga! ¡Ya va! ¡Falta! ¡No es falta! ¡Choza, muchacho, allí! ¡Vale! ¡Lo quiero! ¡Pelotas! ¡Oh, qué floja! ¡Envida, envida! Hace que hincha la pelota. ¡Chis, chis!¡Cómo está buena! ¡Jugar! ¡Qué bien! ¡Tener quince! ¡No es quince! ¡Señor don [Berenjena], una atraviesa sacó la vuestra! ¡Primo con vusía! ¡No quiero atravesar, por vida mía!
ALEJANDRO: ¿Estás borracho o loco?
ROQUE: Todo.
ALEJANDRO: Dime, ¿qué haces?
ROQUE: ¿No lo ves?
ALEJANDRO: ¿La capa?
ROQUE: Pesa. ¿Qué jugador has visto de pelota que sombrero ni capa tenga encima?
ALEJANDRO: Dime, Roquillo, ¿cómo estás en cuerpo?
ROQUE: Me dormí en ese poyo y llegó Caco.
ALEJANDRO: Pesado sueño fue.
ROQUE: ¡Y pesada burla!
ALEJANDRO: ¿Y en mi negocio, te has dormido?
ROQUE: Grullo he sido vigilante.
ALEJANDRO: ¿Traes respuesta?
ROQUE: ¡Y cómo que la traigo!
ALEJANDRO: ¡Ah, Roque, amigo! Como estoy sin cadenas y sin joyas, a visitarla no me atrevo. Me vio galán la vez primera.
Agora, ¿qué dijera?
ROQUE: Un arbitrio he de darte a ese propósito.
ALEJANDRO: Dame el papel.
ROQUE: Escúchalo primero. Cayó, por sus pecados, una zorra en una trampa que un pastor le puso. Huyó aunque la cola cortada se quedó en la trampa aguda. Andaba triste y sola como mona la pobre. Al fin propuso a su zorruno rey que hiciese cortes, que a toda la república importaba la causa que trataba. Se juntaron las zorras a consejo y ella sentada, por cubrir su falta, dijo que convenía que sin hopos viviesen, pues el hopo a ninguna servía sino de pelo y lazo a ser cogidas; que importaba a sus vidas ser descoladas. Pero a tal consejo, su rey, zorrazo viejo, respondió: "Levantaos, que ver queremos si acaso tenéis cola." Se levantó y el arbitrio se rió. Tú puedes, mi señor, a los galanes de la corte decir, que les conviene que cadenas y joyas no se pongan, pues, se pierden al juego y a las damas también la causa incita. Y yo juntaré a cortes mis lacayos, y a todos propondré no traigan capas y en cuerpo acompañemos y a los pajes del rey imitaremos. "



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