La noche americana (fragmento)Christopher Frank
La noche americana (fragmento)

"Servais abandonó la Asamblea Nacional a las cinco de la mañana, antes de que pudiera ser fotografiado junto a los diputados y ministros salientes, pálido y demacrado, a causa de una interminable deliberación nocturna. Su noche había transcurrido en un café de la plaza du Palais-Bourbon, jugando al 421 con un irascible colega y pésimo jugador al que le había birlado unos setecientos francos.
Con un sabor sumamente amargo en la boca, conducía parsimoniosamente por las calles desiertas de la capital, a lo largo de los muelles, descargando sus Nikons en los semáforos y metiéndose la película en los bolsillos a medida que avanzaba. Un día gris se cernía sobre la ciudad. El bulevar de Sébastopol olía a cerveza rancia.
Servais estacionó su auto en un sitio prohibido, permaneció un instante examinando la incipiente barba que le sombreaba la mandíbula, luego se dispuso a salir del vehículo. La anciana se encontraba allí, como todas las mañanas. Se había sentado sobre un montón de trapos y de basura, con las piernas cruzadas, semejando una decrépita divinidad oriental. Maquillada a ultranza, apuraba con delectación una colilla de cigarro, circuncidada por un halo de azulado humo. Servais solía saludarla cortésmente, y ella acostumbraba a responderle con un imperceptible y majestuoso asentimiento. "



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