La chica de California (fragmento)T. Jefferson Parker
La chica de California (fragmento)

"Aquel día el viento soplaba con fuerza, el primer viento fuerte procedente de Santa Ana en toda la estación. 2 de octubre, cálido y seco. La clase de viento que provocaba una descarga de electricidad estática cada vez que tocabas algo conductor. Si cogías un picaporte metálico, calambrazo azul al canto. Si besabas a tu novia, lo mismo: un pequeño arco azul restallaba entre los labios.
Nick recibió el posible 187 a las 16:48 de aquella tarde, y se puso en marcha a las 17:09. El retraso se lo debía a su compañero, al «Lucky» Lobdell, que hablaba con su mujer por teléfono acerca de su hijo. Kevin tenía diecisiete años y tenía problemas. La voz de Lucky era suave y grave.
[...]
Nick dejó la calle 4ª para tomar por Newport, antes de conducir por la vía de servicio, paralela a las vías del tren. Aún quedaban algunos árboles frutales alrededor de la planta de empaquetado. La gravilla crujía bajo las ruedas y las hojas de los naranjos se agitaban al viento. Plata, verde, plata de nuevo. El sol brillaba muy bajo en el oeste.
Nick se acordó de que sus hermanos y él tiraron por los aires las etiquetas de las cajas de SunBlesst en un día como aquel. Aquella belleza morena y su gran naranja llovieron durante días. Recordó la pelea. El crujido de la nariz de Lenny Vonn. El terrorífico dolor cuando le aporrearon la cabeza con la rama. Andy volando desde los árboles para caer sobre Lenny Vonn. Clay. Todo por culpa de Clay. Al mes siguiente haría cinco años de su muerte. 22 de noviembre. Y la guerra marchaba cada vez peor.
Estacionó el Ford junto a las vías del tren. La policía de Tustin tenía allí un par de coches patrulla, y el sheriff otros dos.
También estaba el Corvair Spyder convertible de Andy. Tapacubos propios y pintura azul hielo. Capota blanca, turbo. Un cartel de «Prensa» pegado al interior del parabrisas. Ahora Andy era un exitoso reportero del Journal. Había ganado diversos premios del Club de prensa del condado de Orange. Tenía una radio con la emisora de la policía en el coche, otra en casa y otra en su mesa del edificio del Journal, en Cosa Mesa. Decía que nunca las apagaba, lo que probablemente fuera cierto. Llegaba a la mitad de las escenas del crimen antes que los detectives. En medio de la noche, respondiendo a un tétrico 187 en las peores zonas de Santa Ana, allí estaba Andy con su Corvair azul pálido y su libreta.
Nick sacó su maletín del maletero. Era nuevo, hecho a medida, con combinación. Estaba organizado exactamente como él deseaba. Era agradable tener las herramientas que uno necesitaba y saber cómo emplearlas.
Subió los viejos peldaños putrefactos de la planta del empaquetado. Olió la creosota. Sintió cómo los tablones cedían bajo sus pies mientras caminaba sobre la plataforma, hacia las grandes puertas correderas. Oyó la cubierta metálica abaniquear a causa del viento. Vio las manchas en el techo allí donde los clavos se habían corroído. Aún alcanzaba a distinguir la débil imagen de la chica de SunBlesst y su naranja, descolorida por el tiempo. Su cara pintada era casi tan grande como él.
Dentro, el sol entraba por los tablones de la pared en rayos oblicuos. Había mucho polvo por todas partes. Una pluma zigzagueó indolente hasta llegar al suelo. Nick oyó los aleteos y arrullos en lo alto. No se molestó en mirar. "



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