La furia de las imágenes (fragmento)Joan Fontcuberta
La furia de las imágenes (fragmento)

"Probablemente, el corpus más completo para dilucidar esas cuestiones es el proyecto Beijing Silvermine; se trata de una selección de medio millón de fotos recopiladas por el fotógrafo francés Thomas Sauvin, que trabaja como «ojeador» en China para The Archive of Modern Conflict, una original iniciativa para generar fondos fotográficos de carácter heterodoxo y al margen de los criterios museísticos institucionalizados. Sauvin obtenía las fotos de una empresa de reciclaje que compraba negativos y diapositivas a peso para recuperar el nitrato de plata, con total indiferencia hacia lo que las imágenes representaban. Gracias a la inquietud de Sauvin, ese material se ha salvado de una destrucción insensata. La mayoría de las imágenes fueron tomadas entre 1985 y 2005, es decir, en el lapso entre el momento en que la economía china permitió a la mayoría de los ciudadanos poseer su propia cámara fotográfica y la irrupción de la fotografía digital. Pero tales imágenes rehúsan monumentalizar ese periodo épico en que China dejó atrás las sombras de la Revolución Cultural para convertirse en la segunda potencia económica mundial; por el contrario, en ellas laten los distintos registros de la extensa gama de la photo-trouvée: lo insólito, el humor, lo banal, lo ridículo, el azar, los accidentes, la imperfección técnica, la degradación química... Pero más allá de esa contextualización histórica, esas fotos cumplen el requisito previo de la photo-trouvée en la medida que nos son completamente ajenas; mi perspectiva occidental me impulsa a percibirlas dentro de un marco de exotismo, como ilustraciones de una civilización «otra». Esa distancia facilita mi neutralidad y favorece que pueda considerarlas como una materia prima maleable en la que escrutar los aspectos que me convengan. Es lo que hicieron, por ejemplo, los historiadores franceses Michel Frizot y Cédric de Veigy en 2006 cuando intentaron recapitular una antología de la photo-trouvée basándose en la sensación de maravilla que las imágenes seleccionadas les producían; luego siguió una voluntad de compartir ese placer visual. El denominador común debía ser la sorpresa. Ambos interpretaban que «en manos de fotógrafos amateurs, la cámara es impredecible; captura las cosas que desearíamos preservar, pero no siempre como lo intentamos. Estas imágenes revelan tanto la intención de la persona que toma la fotografía como aquello que a través de la torpeza o el descuido parece haberlos eludido». "


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