El arte de no decir la verdad (fragmento)Adam Soboczynski
El arte de no decir la verdad (fragmento)

"Con frecuencia lamentamos el poder excesivo de la retórica. Y no sin razón. Todo aquel que vea un debate político o un duelo televisivo entre los candidatos a canciller, presiente que no son los argumentos de peso sino la habilidad de las frases, la agudeza del discurso y la mirada confiada lo que decida quién se granjeará las simpatías de la audiencia. El humor, que siempre es recibido con gratitud puesto que el mundo ya desborda de por sí demasiada seriedad, aburrimiento y cosas desagradables, es un arma de la que es necesario apropiarse. Pues resulta tremendamente difícil, como ya hemos considerado en otra ocasión, burlarse de alguien en público sin quedar como un tipo odioso. El humor, en cambio, tiene un doble efecto: hace que uno parezca simpático ante los espectadores, y así disfraza el hecho de que, a menudo, se utiliza no para el disfrute general de los presentes sino para herir a un contrincante.
Pues ¿quién se atrevería a negar que la señora Kayser se sintió herida por el comentario del señor Marten? La decisión de los reunidos con respecto al complejo arquitectónico de Dettersheim es fácil de adivinar: se aprobó la inversión.
Sin embargo, como es sabido, la señora Kayser tenía toda la razón: a día de hoy, Dettersheim todavía no tiene estación de ferrocarril suburbano. Una sorprendente reelección retrasó hasta nuevo aviso la ampliación de la red de cercanías. En lugar de ello, todos los esfuerzos se centran ahora en el generoso ensanchamiento de la autopista urbana; Dettersheim, un municipio escarpado, no tiene autopista. El complejo, renovado de arriba abajo —incluso se colocó estuco nuevo—, espera en vano la llegada de inquilinos. La agencia inmobiliaria con la que ya habían colaborado en casos desesperados como éste para encontrar compradores no es nada de envidiar. Un tal Heinrich Walter se esfuerza todo lo que puede, pero con escaso éxito. En pocas palabras: la inversión obsequia a la Wanders GmbH & Co. KG con un déficit cada vez mayor.
Este desafortunado desarrollo de los hechos, sin embargo, no desmerece en nada el poder del humor. Simplemente subraya su peculiaridad: el humor tiene tendencia a prescindir del sentido común. Es injusto, creador de mayorías, antidemocrático y quintaesencia del poder del carisma.
A menudo se cree que el humor no se puede aprender cómo ir en bicicleta o nadar. Ciertamente, el espíritu agudo es un regalo de los dioses. Pero algunos de sus mecanismos básicos se pueden ejercitar: por ejemplo, la exageración graciosa de las cosas o el comentario irónico sobre los propios rasgos personales (el acento de pueblo, la estatura, un título académico...).
Sin embargo, precisamente aquellos que han adquirido el humor a base de esfuerzo pero que todavía no lo han interiorizado del todo, exageran con facilidad. Pocas cosas hay más enojosas que las personas que bromean sin parar, como si su destino fuera entretener al mundo entero. En el ejemplo del señor Marten se puede observar perfectamente hasta qué punto es importante pasar directamente de la mayor seriedad al comentario gracioso, en lugar de bromear cuando, de todos modos, ya todo el mundo está riendo. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com