El último bohemio (fragmento)Armando Palacio Valdés
El último bohemio (fragmento)

"Mas también los artistas y literatos ayudan con su conducta al estado miserable en que se hallan. En España se ha entendido hasta ahora que el poeta o el artista es un ser mitad humano mitad angélico a quien no sientan bien los deberes y hábitos exigidos a los demás hombres. Todo hombre debe trabajar para ganarse el sustento; pues el literato no. Todo hombre debe ser previsor y separar de lo que gana una parte para mañana; pues el literato está exento de tal carga. Pasar la vida holgando y tomar la pluma en los momentos de inspiración (que no suelen venir precisamente cuando se está ayuno); vender los productos del ingenio al primer editor usurero con quien se tropieza; gastarse el dinero alegremente en un día y pasar el resto del mes viviendo del crédito, si es que lo hay; tal ha sido hasta la fecha el proceder de la mayor parte de nuestros literatos. En algo se han de distinguir los seres inspirados de los que no lo son.
Y si está era la conducta de los grandes ingenios, de los hombres más eminentes, calcúlese cuál sería la de los adocenados, los que no pudiendo elevarse hasta ellos por la belleza de las obras imitan su vida exterior y hasta pretenden oscurecerla (y a veces lo consiguen) por medio de enormes extravagancias y atrocidades. Hubo una época en que la bohemia invadió toda la literatura. Para ser literato era preciso no sólo ser perdulario sino afectarlo; vivir a la ventura, no pagar a la patrona (este era el artículo primero del código bohemio), dormir algunas veces al aire libre, rodar noche y día por los cafés, pedir dinero a todo el mundo con resolución de no devolverlo, ponerse las camisas y las botas de los amigos, dar mico al sastre, jugar, emborracharse, etc., etc. Los que tenían gracia solían emplearla en estas cosas y se hacían célebres. Todavía se cuentan con entusiasmo las pasadas que a sus patronas, sastres y zapateros han jugado algunos escritores de menor cuantía, y hay quien les admira por ellas más que por sus obras: quizá tengan razón, porque estos literatos tan chistosos para no pagar, no solían serlo tanto para escribir. "



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