La sopa de los conventos (fragmento)Vicente de la Fuente y Condón
La sopa de los conventos (fragmento)

"Hubo además tal conformidad en aquella demolición, que no hubo un alma caritativa que se atreviera a protestar contra aquel acto de vandalismo, siquiera por el buen parecer y fuera de la autoridad eclesiástica, cuya voz fue completamente desatendida; nadie chistó.
Con lo que costó la demolición, se pudiera haber comprado terreno en donde construir el cuartel, y se pudiera haber hecho el nuevo sin demoler aquel antiguo edificio. Muy bien podría haberse destinado aquel convento para la colocación del archivo nacional, que hoy está de prestado en el palacio arzobispal. En otros tiempos de ignorancia y de sopa quizá se hubieran gastado 30 millones en un archivo mejor que en un cuartel. Si el cuartel se hubiera hecho de planta en otro paraje de las vastas llanuras que rodean a la célebre Compluto, entonces no hubiera habido demolición ni las gangas consiguientes a las demoliciones: al menos tendríamos dos establecimientos más y una mancha histórica de menos. Cada demolición de convento es la historia de un bolsillo. No me refiero a ninguno determinadamente, pero, si tuviera tiempo para ello, narraría a mis lectores las historias secretas de un centenar de demoliciones de conventos, que yo sé, en las cuales podría referir cosas edificantes, de puro demolientes. ¡Qué cosas tan buenas de los conventos de Aragón y Navarra, de los de Madrid, Alcalá, Ávila, Zamora y Salamanca!
[...]
Hoy la gente de España se ha engolosinado de tal manera con las demoliciones, que en habiendo hambre o carestía, en vez de pensar en cocinas económicas, obras de utilidad pública verdadera, u otras cosas análogas, idean una demolición civil, ya que no hay conventos que demoler. En Salamanca se demolió la puerta de Zamora para dar de comer a los obreros que no tenían qué hacer en el invierno de 1856, y se proyectó meter la carretera por dentro de la población para demoler varios edificios, y entre ellos la célebre casa de la Salina, idea feroz y estúpida que no se le ocurriría a un arriero maragato. Para dar de comer a los braceros de Toledo en este riguroso invierno, hemos volado con pólvora los restos del artificio de Juanelo. Por análogas razones estamos proyectando en Zaragoza la demolición de la torre Nueva, cuyas grietas dicen que quitan el sol y las vistas a varias casas inmediatas de vecinos ricos. En Tarifa se demuelen las murallas desde las cuales tiró su espada Guzmán el Bueno. "



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