La tormenta de nieve (fragmento)León Tolstoi
La tormenta de nieve (fragmento)

"Trezorka, sin entender las causas de tantos y tan rápidos movimientos de su amo, se detiene junto a la multitud y, haciendo ruido con el hocico, se zampa alguna que otra brizna de hierba de la orilla, mira a su amo con expresión interrogante y, soltando de pronto un alegre ladrido, salta al agua para reunirse con él. En un primer momento, no se ve nada más que la espuma y las gotas que salpican y llegan incluso hasta nosotros; pero, de pronto, surge Fiódor Filípich que, agitando con gracia los brazos y subiendo y bajando acompasadamente su blanca espalda, nada con destreza y velocidad hacia la otra orilla. Trezorka, atragantándose, se apresura a volver atrás, se sacude cerca de la multitud y se seca restregando el lomo en la orilla. Al tiempo que Fiódor Filípich se aproxima nadando hasta la otra orilla, dos cocheros se acercan al sauce con una red enrollada en una vara. Fiódor Filípich por alguna razón levanta los brazos, se zambulle una vez, otra, una tercera, y siempre que aparece echa un chorrito de agua por la boca, sacude sus cabellos con un hermoso movimiento y no responde a ninguna de las preguntas que le caen copiosas desde todos lados. Finalmente sale a la orilla y, por lo que alcanzo a ver, ordena que extiendan la red. La sacan, pero en el talego no hay más que limo y unos cuantos pececillos dorados que aún se debaten entre sus mallas. Mientras vuelven a echar la red, voy al otro lado.
No se oye sino la voz de Fiódor Filípich dando órdenes, el chapoteo de la cuerda mojada en el agua y los suspiros de angustia. La cuerda mojada en el agua y los suspiros de angustia. La cuerda mojada, atada al extremo derecho, es cada vez más visible y está cada vez más cubierta de cieno. "



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