Semmelweis (fragmento) "En este instante se encuentra tan cerca de la verdad que está a punto de abrazarla. Todavía está más cerca cuando se le ocurre obligar a lavarse las manos a todos los estudiantes, antes de que se acerquen a las embarazadas. Cabe preguntarse acerca del «por qué» de esta medida, puesto que no respondía a nada en el espíritu científico de la época. Era una pura creación. Y así, hizo instalar lavabos en las puertas de la clínica y dio orden a los estudiantes de limpiarse cuidadosamente las manos, antes de cualquier reconocimiento o maniobra en una parturienta. Pero, indiferente al principio, hostil después, la rutina, a la que había olvidado demasiado, le esperaba para golpear su impulso. Al otro día, la rutina entró tras los pasos de Klin. A su llegada a la clínica, Semmelweis le habló de la medida de aseo que deseaba realizasen los estudiantes, pidiéndole que él también se sometiese personalmente a la misma. ¿En qué términos fue hecha la proposición...? Evidentemente, Klin exigió una explicación de este lavado previo, que le parecía, a priori, enteramente ridículo. Sin duda, pensó incluso en una vejación... Semmelweis, por otra parte, no podía darle una respuesta plausible o suministrarle una teoría conveniente, ya que él sólo tentaba el azar. Klin se negó de plano. Semmelweis, nervioso por tantas vigilias agotadoras, se encolerizó, olvidando el respeto que debía, a pesar de todo, al peor de sus maestros. " epdlp.com |