Las grandes familias (fragmento)Maurice Druon
Las grandes familias (fragmento)

"Casada en 1913, un poco contra la voluntad de los La Monnerie, que, por rica que fuese ella, no juzgaban aquella unión suficientemente brillante ni aristocrática... «Son judíos, querido, ennoblecidos, conversos, naturalmente, pero en fin, no hay que rascar mucho para encontrarse con el mostrador del prestamista»... Jacqueline Schoudler, embarazada casi inmediatamente de Marie-Ange y separada a continuación de François por la guerra, menos durante los escasos permisos y el tiempo de convalecencia, había vivido esos años sumida en la angustia y no había tenido verdadera vida conyugal hasta el final de la guerra, es decir, hacía unos tres años. Y todos los días de esos tres años se había felicitado de haber querido, impuesto aquella alianza.
Quienes afirmaban que se había casado por el dinero, o bien que el hijo de Schoudler había querido patinar de oro bancario su blasón austríaco, estaban igualmente en un error. Aquel matrimonio no había sido más que un matrimonio por amor y continuaba siéndolo.
A Jacqueline le gustaba todo en François: su aspecto un poco macizo, su valor físico, su sentido del honor, sus grandes crisis de entusiasmo cada vez que emprendía cualquier cosa, sus repentinos desfallecimientos al menor tropiezo, que probaban que se tomaba la vida en serio; le gustaban incluso sus malos modales, un abandono a veces de gesto y de palabra, en que ella veía, sonriente, la afirmación de un temperamento enteramente masculino.
Lamentó que François se hubiera convertido ya en un hombre de negocios; ella pertenecía a un ambiente en que la posesión de una gran fortuna no parecía requerir tantos cuidados.
François había recibido su poder de administrador general de las azucareras de Sonchelles e inmediatamente se había puesto manos a la obra. Estaba incesantemente de viaje entre París y el Pas-de-Calais, convocaba a los ingenieros, a los arquitectos, hacía trazar los planos de los nuevos edificios, encargaba máquinas a Estados Unidos, estudiaba la historia de la producción de remolacha azucarera desde mediados del siglo precedente. Al mismo tiempo ponía en movimiento a los periodistas financieros y se juzgaba muy hábil porque había hecho subir las Sonchelles varios puntos en la bolsa. Nunca habían tenido las azucareras un administrador tan emprendedor. "



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