La semilla de la bruja (fragmento)Margaret Atwood
La semilla de la bruja (fragmento)

"El tiempo ha pasado volando, y falta ya muy poco. Solo cinco semanas para la hora cero, la hora en que los odiados dignatarios entrarán en sus dominios y su plan, que ahora empieza a echar brotes, florecerá. La anticipación aguza el ingenio de Felix, ilumina sus ojos, tensa sus músculos. Todo depende de la preparación.
Tony y Sal se acercan, asisten a banquetes, aparecen en galas, conceden entrevistas a la prensa como quien lanza una rosa, y dejan un rastro de fotografías allí donde van. Él les sigue gracias a las vibraciones de la red, jugando a la araña con sus mariposas; rastrea el éter en busca de sus imágenes. Sin sospechar nada, siguen tan tranquilos su camino y por sus intrigantes cabezas no pasa ni un solo pensamiento sobre él, Felix Phillips, exiliado por sus injustas manos, esperándoles, preparando su emboscada. Ha tardado un poco, pero la venganza es un plato que se sirve frío, se dice.
Va tachando los días, cuenta las horas que faltan. Llegarán al Correccional Fletcher a mediados de marzo, dispuestos a ver la obra.
Pero la obra aún no está lista. La compañía todavía no está ni cerca de lograrlo. Felix sufre la agonía de la impaciencia; ¿qué puede hacer para acelerar las cosas, para grabar el vídeo, cortarlo, pulirlo y convertirlo en una gema? A tiempo para la llegada prevista.
Los espíritus conspiran contra él. Ha habido dos deserciones entre los duendes menores, aunque a uno ha conseguido convencerlo de que continúe. Otro duende está en la enfermería con una herida no especificada: una especie de venganza con una lima de uñas, según le contó Piernas, «nada que ver con ninguno de nosotros». Ha habido insultos en los ensayos, una pelea cuando les dio la espalda. Todo podría venirse abajo con mucha facilidad; pero siempre ha pensado lo mismo de todas las obras que ha dirigido.
Lo único que tiene en vídeo son unas cuantas escenas preliminares: burdas, muy burdas. Ha encargado un teclado electrónico en la empresa de alquiler, pero aún no ha llegado, ¿y cómo van a hacer la música sin él?, dicen. Quieren que les dé acceso a internet para bajar archivos MP3, pero eso es imposible, ni siquiera Estelle puede lograrlo, pues la dirección plantea las consabidas objeciones: los presos harán un mal uso, lo usarán para ver pornografía y para planear su fuga. De nada serviría que Felix dijese que están demasiado metidos en la obra para pensar en fugarse; no le creerían. Además, podría estar equivocado. Hace lo que puede, les lleva vídeos musicales y los pone en el ordenador de clase, pero no, no, esta no es la versión que le pidieron, dicen poniendo los ojos en blanco. ¿Es que no sabe que los Monkees son una mierda?
La frustración le acecha en cada esquina. Niño Prodigio y Anne-Marie están bloqueados. El primer ensayo fue excelente, pero al segundo le faltaba fuerza; Niño Prodigio no estaba inspirado. Solo repetía las palabras. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com