La bandera de la muerte (fragmento) "La huida de Isabel de Colmenar al convento de Pedralbes puso aquella noche en conmoción a tres casas distintas: la de su esposo, el barón de Gualba; la de su padre y la de Fontanellas, en que éste habitaba con su amigo y compañero Orso de Monteferro. Retrocedamos algunas horas, pues importa ver a los dos Jóvenes caballeros después que dejaron a Isabel en el convento. Orso de Monteferro, que era sumamente discreto y de bastante talento para comprender ciertas situaciones de la vida, marchaba, de vuelta del convento, al lado de Fontanellas, dirigiéndole de cuando en cuando una mirada como de compasión hacia el dolor que sentía su amigo, pero sin articular la menor palabra. Fontanellas, por su parte, vacío el corazón y llena la cabeza de tristísimas ideas, iba silencioso y abandonado al trote regular de su caballo, que marchaba, lo mismo que el de Orso, floja la rienda y directamente a Barcelona. Los nobles brutos, siguiendo libremente su instinto, fueron a parar en breve a la puerta de la casa de Fontanellas. Se apearon nuestros caballeros, dejando los caballos a un criado, y con el mismo silencio subieron la escalera, internándose uno en pos de otro en la habitación donde ambos dormían. [...] Camino de este mismo lugar iban también Ciara y su doncella. Atendida la suma reserva que el caso requería, no se extrañará que una joven de la condición de Clara de Colmenar prescindiese de las comodidades con que pudiera haber hecho la visita a su hermana, y que teniendo a su disposición carruaje y caballos que tan bien en distintas ocasiones montaba, fuese a pie al monasterio. Esto último, si bien más trabajoso y aun diremos de gran incomodidad para una joven de sus cortos años, nada acostumbrada a andar largo camino, permitía que la expedición se efectuase con todo el secreto que requería la particular posición de Isabel. " epdlp.com |