Manalive (fragmento)Gilbert K. Chesterton
Manalive (fragmento)

"Sobre una fila de sillas, colocadas en alto encima de un largo canapé, estaban las tres señoritas, de espaldas a la ventana, Mary Gray en el medio; resultaba una cosa intermedia entre el palco de un jurado y el sitial de la Reina de la Belleza en un torneo. A lo largo del centro de la mesa, Moon había levantado una baja barrera con los ocho tomos encuadernados de «Palabras Buenas» para simbolizar la pared moral que dividía a los partidos litigantes. A la derecha estaban sentados los dos abogados del proceso, el doctor Pym y el señor Gould, detrás de una barricada de libros y documentos, especialmente (en el caso del doctor Pym) sólidos volúmenes de criminología. Del otro lado, Moon e Inglewood, para la defensa, estaban también fortificados con libros y papeles; pero como estos incluían varios volúmenes viejos y amarillos de Ouida y Wilkie Collins, la mano del señor Moon parecía haber estado algo descuidada y tolerante. En cuanto a la víctima y demandante, doctor Warner, Moon pretendió al principio tenerlo completamente oculto detrás de un biombo alto en un rincón, alegando la falta de delicadeza que implicaba su aparición en la Corte, pero asegurándole privadamente un permiso extraoficial de asomarse por arriba de tanto en tanto. El doctor Warner, sin embargo, no alcanzó a apreciar la hidalguía de tal procedimiento, y después de cierto revuelo y discusiones, se lo acomodó en un asiento a la derecha de la mesa, en línea con sus consejeros legales.
Delante de ese tribunal sólidamente establecido, el doctor Cyrus Pym, después de pasarse la mano por el pelo color miel sobre cada oreja, se puso de pie para abrir la causa. Su declaración fue clara e incluso moderada, y el vuelo de imágenes que desplegó llamó la atención tan sólo por cierta indescriptible brusquedad, no infrecuente entre las flores de la elocuencia norteamericana. "



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