Noticia bomba! (fragmento)Evelyn Waugh
Noticia bomba! (fragmento)

"En la década de los setenta del siglo pasado, varios valerosos europeos llegaron a Ismailía, o cerca de allí, provistos de un adecuado equipaje formado por relojes de cuco, fonógrafos, sombreros de copa, proyectos de tratados y banderas de los Estados que se habían visto obligados a abandonar. Llegaron en calidad de misioneros, embajadores, comerciantes, prospectores, biólogos. Ninguno de ellos regresó. Fueron comidos, todos y cada uno de ellos; algunos crudos, otros cocidos y sazonados, según las costumbres locales y la fecha del año (pues los mejores ismailíes son cristianos desde hace muchos siglos y durante la Cuaresma no comen en público carne humana sin haberla cocinado previamente, a no ser que cuenten con una dispensa tan especial como cara de su obispo). Las expediciones de castigo sufrieron más daños de los que causaron, y en la última década del siglo acabaron prevaleciendo actitudes más sensatas. Las potencias europeas decidieron, independientemente, que no les interesaba ese pedazo de territorio improductivo; que si era malo ver que uno de sus vecinos se establecía allí, peor incluso resultaba hacer el esfuerzo de ocuparlo. En consecuencia, y por consentimiento de todas las partes, fue tachado de los mapas y su inmunidad quedó garantizada. Como los pueblos segregados de este modo no tenían ninguna forma común de gobierno, ni tampoco vínculos idiomáticos, históricos, de costumbres ni creencias, fueron calificados de República. Un comité de juristas procedentes de diversas universidades redactó una constitución por la que se establecía un poder legislativo bicameral, una representación proporcional por medio del voto único y transferible, un poder ejecutivo que podía ser disuelto por el Presidente por recomendación de ambas cámaras, un poder judicial independiente, la libertad religiosa, la enseñanza laica, el habeas corpus, el libre comercio, un sistema bancario formado por sociedades anónimas, una legislación que obligaba a las empresas a redactar unos estatutos, así como otras numerosas características no menos agradables. Un beato y anciano negrito de Alabama llamado Mr. Samuel Smiles Jackson fue elegido primer Presidente; esta elección fue una demostración de sabiduría que luego confirmó la historia, pues al cabo de cuarenta años un tal Mr. Rathbone Jackson ocupaba el puesto de su abuelo como sucesor de Pankhurst Jackson, su padre, mientras que los cargos más importantes dentro del Estado estaban en manos de los señores Garnett Jackson, Mander Jackson, Huxley Jackson, tío y hermanos del Presidente, y por Mrs. Athol (née Jackson), tía del mismo. Tan intenso era el amor que sentía la República por esa familia que solían llamar «Jackson Ngomas» a las elecciones generales, siempre y dondequiera que se celebraban. De acuerdo con la constitución hubieran debido organizarse de forma quinquenal, pero como en la práctica se pudo comprobar que las dificultades de comunicación hacían imposible que todas las circunscripciones votaran simultáneamente, al final acabó estableciéndose la costumbre de que el funcionario encargado del control de las votaciones y el candidato de los Jackson visitaran por turnos las zonas de la República a las que se podía viajar, y convidaran a los jefes de las tribus vecinas a un banquete de seis días en su campamento, tras lo cual los aborígenes, embrutecidos por la cogorza, ejercitaban su derecho a voto de la manera secreta y solemne que imponía la constitución. "


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