El cascanueces y el rey de los ratones (fragmento)E.T.A. Hoffmann
El cascanueces y el rey de los ratones (fragmento)

"En cierta ocasión se reunieron en la corte del padre de Pirlipat gran cantidad de magníficos reyes y agradabilísimos príncipes; todo se organizó con gran boato y tuvieron lugar multitud de justas de caballeros, comedias y bailes cortesanos. El rey, con el fin de mostrar con claridad que a él no le faltaban ni el oro ni la plata, quiso sacar un buen puñado del tesoro de la corona y con ello hacer algo realmente extraordinario. Por el jefe superior de cocina se había enterado en secreto de que el astrónomo de la corte había anunciado la época de la matanza. De modo que encargó una soberbia cantidad de salchichas, morcillas y todo tipo de embuchados, tras lo cual él mismo, en su coche, fue a invitar a todos los reyes y príncipes… sólo a una cucharada de sopa, para disfrutar así con la sorpresa que tales delicias podían producir. Entonces dijo con toda amabilidad a la reina:
—Querida, ya sabes cuánto me gustan los embutidos.
A la reina no le cabía duda de lo que quería decir con eso; no significaba otra cosa sino que ella misma se dedicara en persona al provechoso oficio de hacer salchichas y morcillas, como ya había ocurrido otras veces. El tesorero jefe recibió la orden de llevar de inmediato a la cocina el gran puchero de oro para salchichas y todas las cacerolas de plata. Prepararon un gran fuego con leña de sándalo, la reina se puso sus grandes delantales de damasco y pronto comenzaron a humear en el puchero los dulces aromas del caldo de salchichas. El reconfortante olorcillo llegó hasta el consejo de Estado. El rey, lleno de entusiasmo, no pudo aguantarse. "



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