Providence (fragmento)Juan Francisco Ferré
Providence (fragmento)

"No me siento con ánimo, pero cuando dan las ocho y Melinda no ha llegado aún y el camarero que me corresponde sigue ostentando ante mí su escasa voluntad de atenderme, me levanto y camino decidido hacia la barra, a su encuentro. No consigo mi propósito. A pesar de tenerme enfrente, sigue ignorándome con descaro. Cuando empiezo a elevar el tono de voz para exigir mis derechos como cliente, el camarero que atiende en exclusiva en la barra me manda callar y se ofrece a servirme lo que le pida con tal de que me lo acabe y me largue enseguida sin volver a ocupar mi asiento. No acepto por una cuestión de principios. Mientras lo bombardeo con mi palabrería ineficaz, parece resignarse y me sirve de mala gana una cerveza de barril y me dice al mismo tiempo, provocándome, es esto lo que quiere, ¿no?, pues basta, tómesela tranquilo, no vaya usted a creer que esta cerveza es más importante de lo que realmente es, y váyase cuanto antes. Ya se lo he dicho, sólo quiero que se marche por donde ha venido. No quiero más problemas, ¿ha quedado claro? Como el cristal de mis gafas, le digo apropiándome del vaso de cerveza antes de que pueda arrepentirse. Cuando emprendo el regreso hacia mi mesa veo desde lejos que alguien se ha sentado allí durante mi ausencia y no es Melinda. Me vuelvo hacia el camarero para hacerle un último comentario sobre la cuestión, pero se ha eclipsado detrás de la barra. Mientras recorro a cámara lenta los metros que faltan hasta la mesa ocupada por el intruso, un adulto de edad indefinida que apresa el vaso con las dos manos al beber, como si temiera que pudiera resbalar al suelo o necesitara apurar su contenido antes de mi regreso, contemplo el horizonte vacío de la noche que resplandece en los ventanales del local como si el edificio flotara a muchos metros por encima del suelo sin que los demás clientes se hubieran dado cuenta. Y pienso que no debería haber ingerido la dosis completa de Blue Moon antes de salir de casa. Creí que me calmaría, pero el contacto con la inestable realidad de esta noche de sábado me causa el efecto contrario. No sé si podré soportar la excitación nerviosa mucho tiempo. "


El Poder de la Palabra
epdlp.com