Yibuti (fragmento)Elmore Leonard
Yibuti (fragmento)

"James quedó en libertad al cabo de tres años menos dos meses: el mismo día y a la misma hora en que volaron las Torres Gemelas, el 11-S. Y, una vez más, dijo: «Ha sido Alá». Esta vez estaba convencido de que era una señal de Dios. Un regalo que le hacía Alá.
Alá le dijo que se fuera de Florida. Que cogiera un avión a Egipto con su nuevo pasaporte a nombre de James Russell válido para diez años. Tuvo que hacer tres escalas desde Miami hasta Sharm el-Sheij, en la punta de la península del Sinaí, y allí subió a un barco que lo llevó por el mar Rojo hasta Yibuti. En cuanto se familiarizó con el mundo árabe y con el idioma, utilizó las cartas de presentación que habían escrito sus compañeros de la cárcel para ponerse en contacto con los yihadistas. Se hacía llamar Jama Raisuli, aunque empezaron a llamarlo Jama al Amriki.
En Yibuti conoció a otro Amriki, Assam el americano, acusado de traición en su país natal, un judío convertido al islam que difundía amenazas y prometía atentados que harían correr ríos de sangre por las calles de Estados Unidos. Assam escribía una mierda de panfletos muy potentes para propagar el odio a Estados Unidos, pero hablaba el árabe a la perfección, como si lo hubiera aprendido en el colegio. Jama hablaba un árabe más de la calle. Lo aceptaron como si fuera africano y él mismo llegó a creerse que lo era. Pero no se imaginaba volando por los aires al paso de un autobús escolar en Tel Aviv. Valoraba demasiado su vida. No sabía cómo podría reaccionar si le pidiesen que se inmolara. Se ocupaba de traducir los discursos de Assam, dándoles un tono aún más agresivo.
No creía que por ser yihadista fuese más traidor que por vender hierba o regentar un negocio de alcohol. Se dejó crecer el pelo hasta los hombros, se puso un turbante y empezó a llevar un kikoi encima de los pantalones y una Walther P38 en el bolsillo. Pasó por una armería, distrajo al empleado pidiéndole distintas pistolas y, en un descuido de éste, se metió la Walther debajo del kikoi y se largó de la tienda. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com