El secreto (fragmento)Donna Tartt
El secreto (fragmento)

"Cuando iba de paseo, Bunny solía salir a la una de la tarde. Ahora eran las tres. Estaba en la fiesta de la Jennings. Se les había escapado.
Bajé por la escalerilla de atrás, salí por la puerta del sótano y crucé hasta el Commons —su fachada de ladrillo rojo, plana como un telón de foro contra el cielo vacío— y llamé a Henry desde la cabina telefónica. No contestaba. En casa de los gemelos tampoco había nadie.
El Commons estaba vacío, salvo por un par de viejos y macilentos porteros y la telefonista de la peluca pelirroja, que se pasaba el fin de semana haciendo ganchillo y sin prestar atención a las llamadas. Las luces de la centralita, como de costumbre, se encendían y se apagaban incesantemente, y ella estaba sentada dándoles la espalda, ignorándolas igual que hiciera aquel radiotelegrafista de mal agüero del Californian la noche que se hundió el Titanic. Recorrí el pasillo hasta las máquinas expendedoras, donde cogí un deplorable café instantáneo antes de bajar a probar suerte con el teléfono otra vez. Pero seguían sin contestar.
Colgué y fui a la vacía sala comunitaria, con un ejemplar de la revista de ex alumnos que había encontrado en correos debajo del brazo, y me senté en una silla junto a la ventana a beber el café.
Pasaron quince, veinte minutos. La revista de ex alumnos era deprimente. Por lo visto, cuando salían de la escuela los graduados en Hampden no hacían otra cosa que montar tiendecitas de cerámica en Nantucket o viajar al Nepal. La dejé a un lado y me quedé mirando por la ventana. Fuera había una luz muy extraña. Tenía algo que intensificaba el verde del césped de modo que toda su vasta extensión parecía artificial, luminosa, como de otro mundo. Una bandera americana, desolada y solitaria contra el cielo violeta, ondeaba en su mástil metálico.
Me quedé un minuto sentado mirándola y entonces, de repente, sin poder soportarlo un momento más, cogí el abrigo y me dirigí hacia el barranco. "



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