Eurípides y su tiempo (fragmento)Gilbert Murray
Eurípides y su tiempo (fragmento)

"En frías y calculadas palabras, los enviados atenienses explican al Senado de Melos —pues el pueblo queda cuidadosamente excluido del debate— que su propósito es someter la isla a su imperio. Ni siquiera pretenden —pues son hombres inteligentes que se dirigen a hombres también inteligentes— haber recibido de los isleños el menor agravio o tener algún cargo legítimo contra ellos; simplemente declaran que no les conviene la independencia de Melos, porque es de mal ejemplo para los demás. El poder de Atenas es prácticamente irresistible. Melos no tiene más que escoger entre la sumisión o la muerte. Los isleños, también en lenguaje muy ponderado y medido, pero donde se siente vibrar la indignación refrenada, contestan lo mejor que pueden. ¿Será provechoso para Atenas el romper así, descaradamente, con toda ley y todo derecho? Los imperios son transitorios, y la venganza de los pueblos contra las tiranías no se hace esperar. “Aceptamos el riesgo de nuestros actos —dicen los atenienses—; lo que ahora nos importa averiguar es si preferís la vida o la muerte.” Los de Melos piden que se les permita permanecer neutrales, lo que se les niega por descontado. En todo caso, ellos se rehúsan a someterse. Saben bien que Atenas los supera en hombres, barcos, contingentes y arte militar; pero confían en el amparo de los dioses para el inocente. (“Lo cual nos preocupa poco —declaran los enviados—, porque somos tan religiosos como podéis serlo vosotros.”) Además, observa Melos, los lacedemonios están obligados a intervenir en su auxilio por antiguos pactos de honor y parentesco. (“Ya procuraremos evitarlo”, dice Atenas.) En suma, concluye Melos, preferimos luchar y esperar los resultados antes que aceptar pasivamente la esclavitud. “Pues lo habéis pensado muy mal”, dicen los atenienses. Y sobreviene una guerra y devastación espantosas. "


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