Coloquio sobre Dante (fragmento) "Si la cabeza no le da vueltas a causa de esta prodigiosa ascensión, digna de los recursos organísticos de Johann Sebastian Bach, intente señalar dónde está el segundo y dónde el primer término de la comparación, qué se compara y con qué, dónde está lo esencial y dónde lo accesorio que lo aclara. Hay toda una serie de cantos dantescos que se abren con un preludio impresionista, cuyo objetivo es presentar bajo el aspecto de un abecedario desordenado —saltarín, centelleante, desparramado— esos elementos" que por la ley de la convertibilidad de la materia poética están destinados a unirse en fórmulas semánticas. Y así, en esta introducción vemos la ingrávida y centelleante danza heraclitiana de las mosquitas de verano, que nos prepara para recibir el serio y trágico discurso de Ulises. Más que cualquier otra composición de Dante, el Canto XXVI del Inferno es el que más se acerca a la navegación a vela, es el que más bordadas hace y mejor maniobra. Por su ductilidad, por su saber evadirse, por su diplomacia florentina y una cierta astucia griega, este canto es único. " epdlp.com |