La puta y el ciudadano (fragmento)Lotte van de Pol
La puta y el ciudadano (fragmento)

"Es muy posible que los miembros del Gobierno, que también eran calvinistas, estuvieran convencidos de que realmente existía una relación entre la crisis y el pecado. Pero también eran conscientes de que habían de tener en cuenta las opiniones manifestadas, por ejemplo, en los sermones. Sin embargo, la relación entre la Iglesia y las autoridades era dificultosa y la pregunta de quién tenía mayor autoridad en determinadas cuestiones provocaba continuas fricciones y conflictos. En este conflicto de poderes, solían imponerse las autoridades. A menudo, éstas parecían amoldarse a los deseos de la Iglesia y promulgaban leyes «calvinistas», pero en la práctica las aplicaban según su propio criterio.
Lo mismo sucedía con la persecución de la prostitución. Los alcaldes solían recibir amablemente a las delegaciones, «reconocían con mucho sentimiento los pecados» y prometían tratar la cuestión con el alguacil, al tiempo que aconsejaban a los hermanos que también ellos hablaran personalmente con él. El alguacil, que era el encargado de ejecutar la política, tenía bastante menos paciencia. Por su calidad de alguacil, formaba parte de la élite urbana, y por consiguiente no le gustaba que le leyeran la cartilla unos quejumbrosos hermanos que pertenecían a un grupo social inferior. Estas quejas desembocaban, muy pocas veces, en una intervención directa, y en los casos en que sí lo lograban, se hacía dando un rodeo cuyo propósito era más obstaculizar al Consejo de Iglesias que complacerle. En estas ocasiones, la policía organizaba una redada justo después de que el Consejo de Iglesias hubiera decidido acudir a los alcaldes con una nueva queja sobre los prostíbulos, pero antes de que la queja les fuera presentada oficialmente, pues el alguacil tenía sus informantes. En cuanto los hermanos llamaran a su puerta podía decirles, como sucedió en 1672, que no necesitaba que le espolearan, «pues ya se encargaba él de vigilar sobre todo en fiestas de guardar»; «los alguaciles suplentes han declarado que ya no existen semejantes casas».
Tras lo cual se dejaba tranquila a la prostitución durante un tiempo. "



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