Diario íntimo (fragmento)Paul Gauguin
Diario íntimo (fragmento)

"Educado en un ambiente elegante, se atrevía sin embargo a extasiarse frente a los talleres de las modistas en la Rue de la Paix, los encantadores encajes, esos famosos toques mediante los cuales nuestras mujeres parisienses os inducen a comprar un sombrero extravagante. Y luego verlos de nuevo en el hipódromo, elegantemente encaramados en los moños, y, debajo, o más bien a través de todo ello ¡la punta de la más insolente de las narices!
¡Ir luego, por la noche, como un descanso tras un día de trabajo, a la ópera! Allí, se decía Dégas, todo es falso, la luz, el escenario, las pelucas de las bailarinas, sus corsés, sus sonrisas. Nada es real, salvo los efectos que crean, el esqueleto, la estructura humana, el movimiento; arabescos de todas clases. ¡Qué fuerza, qué flexibilidad y qué gracia! En cierto momento, interviene el varón, con una serie de "entrechats", para sostener a la bailarina que se desvanece. Sí, se desvanece; pero se desvanece sólo en ese momento. Si aspiráis a dormir con una bailarina, no os permitáis esperar, ni por un solo momento, que se desvanezca en vuestros brazos. Eso nunca ocurre; la bailarina sólo se desvanece sobre el escenario.
Las bailarinas de Dégas no son mujeres, son máquinas moviéndose en líneas graciosas y con maravilloso equilibrio, adornadas con todos los bellos artificios de la Rue de la Paix. Las gasas sutiles flotan hacia arriba y nunca se os ocurre que estáis viendo el lado inferior de ellas; nada hay que empañe su blancura. "



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