La leyenda de los Pendragon (fragmento)Antal Szerb
La leyenda de los Pendragon (fragmento)

"A la tercera pregunta se podía responder con un «Nadie». El instinto de supervivencia es capaz de producir un cúmulo de circunstancias que se pueden calificar sin duda alguna como milagro. Yo he conocido a alguien que se disparó a sí mismo en el corazón, después de haberse palpado bien las costillas para asegurarse de dar en el blanco. Sigue tan vivo como siempre, si no se ha muerto desde entonces; los médicos le aseguraron que en el momento decisivo su corazón se apartó de su sitio.
Los instintos avisan a uno de los peligros mortales. Algún órgano oculto nos avisa de la cercanía de la muerte. Parece que los miembros de la familia Pendragon tienen ese órgano muy bien desarrollado. El conde había detenido su coche a unos metros del cable, Osborne se detuvo ante el precipicio. La orden interior era tan fuerte en él que se imaginó que alguien le había agarrado del brazo para detenerlo, diciéndole ¡Stop! Un juego del subconsciente.
A la segunda pregunta, la de quién había dejado la puerta abierta, también se podía responder que nadie. A lo mejor llevaba trescientos años abierta. «Sin embargo, con eso no se explica el disparo contra el conde..., esto no se puede poner en entredicho... Si alguien dejó la puerta abierta con alguna mala intención, sólo pudo haber sido Maloney, puesto que él iba delante de nosotros y de milagro se salvó de caer por el abismo. Y en cuanto al disparo... Maloney sube y baja por las paredes como si fuera una araña. "



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