Un paso más (fragmento)Rosa María Cajal
Un paso más (fragmento)

"Caía la nieve, lenta y persistente. La calle estaba obscura y en la librería todas las luces encendidas. Su anuncio luminoso enrojecía y azulaba a intervalos la fachada, atrayendo a algunas personas que se detenían ante los escaparates para curiosear los «christmas» diseminados entre los libros.
Eugenio, con la cabeza inclinada sobre el «Mayor», escribía distraído. Había tenido que luchar para dejar de mirar hacia la tienda, donde Alejandra iba de un lado a otro vigilando la venta, incrementada en aquellas fechas.
[...]
Llevaba casi cinco meses al lado de Alejandra; la veía a diario, almorzaban muchos días en su casa. —Un piso pequeño en la calle Leganitos, esquina a la plaza de España— y su amistad se tornaba más firme, aún con la persistencia de aquellas lagunas originadas por los ensimismamientos de la muchacha y los insatisfechos deseos de él.
Cuando salió del hospital estaba convencido de que con aquel programa tenía suficiente para vivir satisfecho, pero fue normalizándose su existencia, en el cauce de una línea vulgar y le pareció que Alejandra, pese a sus asiduas pruebas de amistad, se alejaba inexplicablemente de él. No basó la sospecha en nada concreto, sino en matices que escapaban a todo análisis. Había días que viéndose a su lado no ambicionaba más. Podía acompañarla, cambiar impresiones e incluso creerse parte esencial de su vida, pero en otros juzgaba absurdo aceptar sin más exigencias su estado actual y pasaba la jornada con la fatigosa sensación de tener que realizar algo importante, que continuamente huía de sus manos. Entonces se veía postergado a un plano ridículo y sentíase muy desgraciado. Eran muy escasos sus momentos de sosiego. La mayoría de los días se debatía furioso entre sus propias contradicciones, y el tiempo acumulaba en él ansias y recelos, hundiéndole en el desequilibrio. Se creía con derechos que le eran negados, especialmente el derecho de hablar, aun admitiendo que si no lo hacía era porque él, principalmente, se imponía silencio. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com